Una serie basada en los cómics de los X-Men de Marvel, de dos temporadas, la cancelaron debido a escasa audiencia y elevados costes de producción, y supone un nuevo error por parte de los ejecutivos que no valoran la calidad, ya que aunque sea una serie sin grandes pretensiones, resulta muy entretenida, emocionante en su trayecto, y al contrario de lo que sucede en la mayoría de series de estas características, no buscan enganchar con una trama engañosa, sino que busca dar profundidad y complejidad a sus personajes para que su visión de las cosas cambie 180 grados y evolucionen.

El mundo en el que se sitúa sería una especie de universo paralelo distopico en el que la patrulla X y la Hermandad mutante murieron o desaparecieron, y los supervivientes deben salir adelante en un mundo gobernado por el odio, en el que las distintas facciones lo utilizan para atacar al diferente, y enfrentar incluso a familias entre sí.

Probablemente para los fans más puristas de los cómics habrá más fallos de los que pueda ver, sin embargo, Matt Nix captura bien la esencia general de lo que implica ser mutante, tener poderes que pueden ser una bendición o una maldicion según el caso y sobretodo, según cómo actúa la sociedad contra ti por ello, el odio, la tolerancia.

Y aunque no coincida demasiado con las adaptaciones de Bryan Singer de estos personajes, que creo que merecen mejores obras, esta serie si vale la pena, siendo muy entretenida, con un desarrollo emocionante y un reparto que hace muy buen trabajo en general, con Amy Acker y Stephen Moyer a la cabeza que ya tenían experiencia en Ángel y True Blood respectivamente, además de buenos efectos bien conseguidos y ganas de mostrar cosas de los personajes.