Dan Gilroy realiza una sátira inteligente que ataca frontalmente al mundo del arte, no al arte en sí, sino a las figuras que existen a su alrededor y que perpetúan el ciclo de usar el arte como burbuja económica.
La venta y la especulación no de arte, sino de una percepción de arte.
Una burbuja que sólo puede seguir creciendo sin llegar a estallar y que lo engulle todo.
Cada figura no es más que otra pieza de la cadena alimentaria de este macromercado, en el que casi nadie se salva.

Velvet Buzzsaw se puede traducir cómo "sierra circular de terciopelo" y también es una expresión que hace referencia al sexo oral femenino, pero en el film es el nombre del grupo de juventud de Rhodora Haze, que lo lleva tatuado, además de otro que reza "No death. No art. 1983". Rhodora dejó atrás sus días de artista y ahora es una gran marchante que vive en una mansión. Es una de las mentes que analiza las nuevas tendencias para vender, una figura clave que dicta lo que se va a llevar, exponer, incluso lo que los museos deben mostrar, bien interpretada por Rene Russo.

Para ella y sus competidores todo se trata de información privilegiada, especulación, marketing, fases de venta, etc.
Aunque su mayor competidor en la ciudad, Tom Sturridge, ni siquiera pueda diferenciar entre basura y arte (literalmente).

Jake Gyllenhaal aborda muy bien el papel de crítico y voz de las nuevas tendencias y el gusto, con su peculiar y absurdamente cambiante criterio, igual que un hastiado John Malkovich, que hace de artista que produce sin alma para engrosar sus cuentas y su fama, aunque ya no recuerda lo que quería expresar y transmitir cuando empezó.

El resto de personajes satélite y elementos supuestamente contraculturales que acaban absorbidos por los engranajes del sistema también son muy acertados.

Sin escapatoria, todos ellos están vinculados con las instituciones de supuesto prestigio para vender a aquellos que pueden permitirse comprar arte a ese nivel, menos del 1% de la población. Quienes lo hacen básicamente para blanquear dinero, pero aunque pudiera probarse la sobrevaloracion de algunos artistas u obras o incluso demostrar alguna estafa a estas personas, esos esfuerzos serian estériles, ya que es más sencillo continuar con la tendencia especulativa al alza, y de todas formas esos "clientes" no tendrían más que subir uno o dos céntimos en algún servicio de alguno de sus conglomerados de empresas para que cualquier pérdida que puedan tener la acabe pagando la gente normal.

En este mundo del arte, totalmente vacío y absurdo, que incluso integra y absorbe a todo lo contracultural que pretendía criticarle en un inicio, muestran a un artista fuera del sistema, que fallece con la única petición de que destruyan toda su obra. Pero Josephine, ayudante de Rhodora, que solo piensa en el siguiente paso de su carrera no está dispuesta a dejar pasar la oportunidad y hace lo que sabe, lo mismo que el resto de piezas que conforman el sistema, sin sospechar la historia oculta y sombría que escondía el artista, ni la maldición que encierra.