Producida por el gran Nunally Johnson (productor, director y sobre todo guionista de obras tan importantes como "La mujer del cuadro" o "A través del espejo"), El senador fue indiscreto es una muy agradable y ácida comedia que se beneficia de un guión bastante malvado, obra de Edwin Lanham y Charles McArthur, que al final viene a ser, con diferencia, lo mejor de la película ya que combina un tono pretendidamente bufo con una crítica atroz del mundo de la política y de sus sucios tejemajes, que tantos años después sigue estando tan vigente o más que en el momento de realización.
El mayor problema de esta película es la muy floja realización de George S. Kaufman, incapaz de ser más que un simple ilustrador que cercena todas las grandes posiblidades de la historia con una convencional puesta en imágenes y una falta de ritmo que hace desfallecer una historia que pide a gritos más vitriolo y un tratamiento con cierta inventiva capaz de dejar respirar las situaciones y alcanzar un cierto grado de mordiente, que potencie la indudable mala leche de la propuesta.
Si eso añadimos unos personajes secundarios mal dibujados e interpretados, en los que solo se salva la carazterización de William Powell como necio senador y la presencia de la siempre espléndida Ella Raines, el poso final que esta obra produce es insatisfactorio por la gran oportunidad perdida de haber hecho una sátira de altura, que se vislumbra constamente pero que nunca llega a alcanzar, quedándose en el terreno de la comedia acomodaticia, disfrutable sin duda, pero tampoco excesivamente recomendable.