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España España · ALCALÁ DE HENARES
Voto de Inaki Lancelot:
8
Drama. Comedia Dos amigas, Lidia (Betsy Túrnez) y Sandra (Ruth Llopis), que llevan mucho tiempo sin verse, deciden organizar una cena de parejas para así conocer a sus respectivos novios: David (Alain Hernández), un policía antidisturbios, e Ignasi (Miki Esparbé), un documentalista social que perdió un ojo por culpa de una bola de goma que le golpeó en una manifestación. Todo ello amenizado por los discursos que un político (Xesc Cabot) da desde la ... [+]
21 de mayo de 2016
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
«El rey tuerto» es una comedia fantástica de humor corrosivo que parte de tópicos para llegar más allá y no dejar, en su cuestionamiento, títere con cabeza. Es especialmente difícil conseguir que una comedia sea una gran película. Esta ópera prima de Marc Crehuet lo es.

Siguiendo la estela del éxito de la obra de teatro homónima, en la que dirigió durante 2013 al mismo elenco, el propio autor realiza la adaptación cinematográfica. Y la clave del gran resultado es la superación de la indignación como punto de partida. La premisa de la obra es sencilla. Un manifestante comparte mesa y mantel con el policía antidisturbios que, en el proceso de gestión de masas o de represión violenta – según se mire –, lo dejó tuerto disparándole una pelota de goma.

Nos sitúa en el presente la aparición de entrada de términos eufemísticos como austeridad, recortes presupuestarios, subida de tasas, hipoteca, el tren de Europa… Continúa una presentación de personajes fieles al tópico más extremo. El policía garrulo e insensible al que le duele la cabeza cuando piensa y es un animal sexual. La tonta del bote que quiere ser buena persona, aunque racista y homófoba. La idealista que afirma que otro mundo es posible y que dicho fin justifica su andar como pato sin cabeza para sentirse útil. Y en el centro, protagonizado por Miki Esparbé, el reflexivo pacífico, el representante de una ciudadanía apaleada.

«El rey tuerto» es muy divertida. Gracias a su tempo narrativo, que atrapa la atención, y a los giros de su trama. Gracias también a unas interpretaciones ajustadísimas entre las que destacan la capacidad cómica de Esparbé y la entrega de Alain Hernández a su personaje, al que sabe cómo interpretar para que el público le tome cariño a su pesar.

Es una cinta personal, de humor fino y elaborado. Que identifica la crisis con una gran estafa y proclama contra un mundo dirigido por intereses mafiosos. Que sólo casi identifica a los malos y busca sin encontrar dónde están los buenos. Como tampoco logra respuesta a tantas preguntas sencillas. Porque como la gran comedia que es, divierte, provoca hilaridad incontrolable en varios momentos, y deja un poso inquietante que remueve convicciones asentadas.
Inaki Lancelot
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