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Polonia Polonia · Suena Wagner y tengo ganas de invadir
Voto de Normelvis Bates:
6
Drama. Intriga. Cine negro Marion, una actriz y cantante ya retirada de la vida profesional por haber perdido la voz, intenta formar y promocionar a Susan, una joven cuyo nombre artístico es Estrellita, que está dotada de buenas cualidades, pero que carece de carácter. Melodrama con trasfondo criminal, basado en una novela de Vicki Baum. (FILMAFFINITY)
15 de septiembre de 2009
19 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rodado tras la notable “Los amantes de la noche” y poco antes de obras tan redondas como “Llamad a cualquier puerta”, “En un lugar solitario” o “La casa en la sombra”, este insulso melodrama criminal es de lo más flojito que dirigió el gran Nicholas Ray en los primeros años de su extraordinaria e intensa carrera.
Sin conocer los detalles del rodaje y aun pudiendo equivocarse, tiene uno la impresión de que debió de ser este un trabajo de encargo que Ray afrontó con tal desgana que acabó contagiando su apatía al resto del equipo, empezando por los actores, una gélida y hierática O’Hara y un Douglas algo talludito, entre quienes no hay en esta peli química alguna y que parecen incómodos o encorsetados en unos papeles más bien planos y convencionales. Gloria Grahame, por su parte, saca lo que puede de un personaje que parece la hermana tonta de Anne Baxter en “Eva al desnudo”.
El guión de Herman J. Mankiewicz, cosa rara, tampoco ayuda mucho que digamos. Seguro que conocemos historias de crímenes narrados mediante flashbacks esclarecedores tanto de los posibles móviles como de los sospechosos potenciales de los mismos, pero ninguna, seguramente, tan sosa y carente de tensión como esta, que va en vuelo rasante del principio al final del metraje hacia un final de lo más previsible y adocenado. Hay, además de un par de excursiones ociosas y cosmopolitoides a París y Marrakech, ciertas pinceladas forzosas y algo irritantes de comedia, en forma, por un lado, de diálogos pretendidamente chispeantes pero que, salvo algún acierto ocasional, suenan previsibles y sin pegada, y, por el otro, del personaje de la chismosa esposa del inspector, que va cobrando un inexplicable protagonismo hacia el final de la película, conviertiéndose en un engorroso postizo más de una historia que va diluyéndose con más pena que gloria hasta revelarle al espectador el supuesto secreto del título, un secreto, dicho sea de paso, que lo era a voces desde bastante antes del final.
Normelvis Bates
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