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Polonia Polonia · Suena Wagner y tengo ganas de invadir
Voto de Normelvis Bates:
7
Animación. Drama A finales de los 80, esta película dio a conocer al joven director Todd Haynes (Poison, Velvet Goldmine, I'm Not There). Se trata de una original historia sobre la influencia de la música de The Carpenters en los años 70 y sobre la lucha de Karen Carpenter contra la anorexia nerviosa. Protagonizada por las muñecas Barbie, la película es una joya perdida debido a los enconados esfuerzos de la familia Carpenter por impedir su distribución y exhibición. (FILMAFFINITY) [+]
20 de febrero de 2010
25 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pero, ¿qué broma es ésta? La fulgurante subida al estrellato de Karen Carpenter y su trágica caída en la anorexia nerviosa y la muerte contadas... ¿¿¿con muñecas Barbie??? A primera vista, sabiendo tan sólo esto, está claro que la opción más sensata sería alejarse de semejante artefacto o, como mucho, buscarlo y contemplarlo como una morbosa curiosidad, destinada únicamente a los fans más recalcitrantres de Todd Haynes con ganas de bucear en los rincones menos conocidos de los primeros años de su filmografía.

Así lo hice yo, lo confieso. En cuanto supe de su existencia empecé a buscarla y, aprovechando que Teddy Bautista estaba de redada en una sediciosa peluquería de Cornellà, me hice disimuladamente con ella. Esperaba encontrar, lo admito, alguna simpática gamberrada del director de “Safe” que me hiciera reír durante sus escasos tres cuartos de hora de duración. Ni más ni menos que eso. No sospechaba, ni de lejos, que tras su apariencia de experimento friki y amateur había un digno y sensible intento de aproximación a un personaje frágil y manipulable, trastornado por la fama y que vivía como un drama su relación con su propio cuerpo.

Habrá quien crea que bromeo, es natural, pero lo digo completamente en serio: esta peli me parece uno de los mejores biopics que he visto en mucho tiempo. Está muy hábilmente montada, combina animación, cámaras subjetivas e imágenes reales de la América de finales de los 60 e inicios de los 70 agudamente elegidas y muy bien insertadas en la trama y ofrece, pese a sus obvias limitaciones, las primeras muestras del talento para parodiar y recrear al pie de la letra géneros cinematográficos (aquí el documental) del que Haynes haría gala en pelis como “Veneno” o “Lejos del cielo”. Y lo que en un principio no parece sino una ridícula excentricidad acaba demostrándose una decisión acertada y coherente, porque ninguna estrellita de tres al cuarto podría mostrar mejor la caída de Karen Carpenter de superestrella del pop a muñeca rota que la sajada y desvencijada Barbie que aquí le da vida.

Porque el gran mérito de esta película es que a pesar de que los protagonistas sean simples muñecos de plástico, Haynes logra que sintamos auténtica compasión por una mujer de voz angelical atrapada entre unos padres dominantes y un hermano egocéntrico y ambicioso que ni le permiten vivir su propia vida ni prestan atención a sus problemas de salud porque están demasiado ocupados exprimiendo su talento en beneficio propio. Richard Carpenter, de hecho, montó en cólera al ver la peli (que insinúa además que era homosexual) y trató por todos los medios de retirarla de la circulación, cosa que logró con la excusa de que Haynes no había pedido permiso para reproducir en ella la música de los Carpenters. Tras un juicio, todas las copias de la película fueron destruidas, pero (Dios salve Internet) aún puede ser localizada con relativa facilidad, aun en cochambrosas condiciones. Pese a Richard Carpenter y a Teddy Bautista.
Normelvis Bates
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