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Polonia Polonia · Suena Wagner y tengo ganas de invadir
Voto de Normelvis Bates:
10
Elvis '68 (TV)
1968 Estados Unidos
Documental, Intervenciones de: Elvis Presley
8,2
216
Documental Tras 7 años de ausencia de los escenarios, Elvis Presley grabó este especial televisivo con público que muchos consideran clave en su evolución artística (y posterior decadencia física). Enfundado en cuero, derrochando simpatía y esa cosa que llaman sex-appeal, "El Rey" lo dio todo en el escenario. Grabado originalmente en junio de 1968 y emitido por la NBC en diciembre de ese año. Se reeditó una edición especial en el año 2006 en DVD. (FILMAFFINITY)  [+]
8 de noviembre de 2013
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia de esta grabación, si uno se para a pensarlo, empieza en la ciudad holandesa de Breda, allí donde Andreas Cornelis van Kuijk pasó su juventud, saltando de empleo en empleo y tratando de escapar de la miseria. Tras huir a los Estados Unidos, donde esperaba encontrar la Tierra de Promisión, aquel joven holandés, pese a sus esperanzas, fue dando tumbos durante años, empleado en circos y ferias ambulantes. Lentamente, sin embargo, su suerte fue cambiando, y a mediados de los cincuenta, Kuijk, que había americanizado su nombre y ocultaba celosamente su auténtico origen, se había convertido en un ambicioso representante artístico en busca de alguien que le asegurara una larga y cómoda vejez. Y en cuanto Elvis Presley se cruzó en su camino, él, Andreas, el coronel Tom Parker, tuvo la certeza de que nunca volvería a pasar hambre.

El especial navideño que Parker había ideado para Elvis en 1968 no era, en principio, sino otro paso más hacia su propia jubilación dorada, una nueva ocasión para exhibir la momia del antiguo Rey del Rock, que él mismo se había encargado de mantener perfectamente embalsamada, impidiéndole grabar disco alguno durante su servicio militar, apartándole de los conciertos en vivo, atándole a interminables contratos con los estudios de Hollywood. Elvis embutido en un esmoquin, cantando villancicos. Y un cheque con seis ceros. El estómago del coronel tenía muy claro cómo iba a ser aquella actuación.

Pero Elvis dijo no. Harto de una carrera cinematográfica que no conducía a ninguna parte y encerrado en una burbuja de lujo y tedio que lo carcomía, Elvis se reunió con Bob Finkel, el responsable del evento, y le dejó muy claro que no le importaba la opinión del coronel, que no iba a enfundarse en un esmoquin, que no iba a cantar villancicos. Sólo quería salir a un escenario y demostrar quién era él realmente.

Lo demás, como se suele decir, es historia.

Si pudiera reducirse el Rock a un puñado de instantes, esta grabación estaría, sin duda, entre ellos. Nadie que ame realmente la música puede marcharse del mundo sin haber presenciado lo que, más que un ejercicio de resurrección, es uno de los ajustes de cuentas más brutales e inmisericordes de los que hay recuerdo. Con el coronel. Con quienes le consideraban un títere o un fósil. Con todos cuantos habían pretendido usurpar un trono que, de modo incontestable, volvía a ocupar. Porque era y sigue siendo suyo.

Tras la actuación, Elvis, ya en su camerino, pidió que fueran a buscar al coronel. “Se acabó”, le dijo a Parker, mientras cortaban a tijeretazos su traje de cuero negro, adherido a su cuerpo a causa del sudor. “Voy a salir de gira y a dar conciertos en directo”. Parker, de momento, calló. Pero su estómago de feriante no dejó por ello de hacer números. La vieja miseria de Breda debió asaltar, en un momento u otro, su memoria.

Andreas Cornelis van Kuijk, también conocido como coronel Tom Parker, murió en enero de 1997, casi 20 años después de la muerte de Elvis Presley.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Normelvis Bates
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