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3
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Comedia
El Deportivo Madrileño y el Atlético Barcelonés son dos equipos de fútbol juvenil que se preparan para la gran final, que se juega en Sevilla. Todos han depositado una gran ilusión en este gran partido, quieren vencer a sus eternos rivales. Durante el viaje a Sevilla conoceremos no sólo las peculiares relaciones entre padres e hijos o entre la pareja, sino también sus relaciones sociales con los demás. Una comedia coral que retrata ... [+]
2 de julio de 2008
15 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Oristrell guionista le "cede" su guión a un director madrileño para poderse soltar la melena con los tópicos mas aberrantes del catalanismo de pro. A saber, los catalanes son cool y los madrileños taxistas fachas y grasientos.
La película es flojilla, porque el guión lo es. Sólo se salva porque los actores elegidos son y están encantadores. Incluida la Sardá, por mas que su papel sea infame. Hacer de progre catalana sin que quede claro que es una parodia, da grima (por lo menos a mí verlo). Una catalana que es una burguesa autocomplaciente que se las da de progre y se cree con derecho a dar la brasa a todo quisqui.
La película es flojilla, porque el guión lo es. Sólo se salva porque los actores elegidos son y están encantadores. Incluida la Sardá, por mas que su papel sea infame. Hacer de progre catalana sin que quede claro que es una parodia, da grima (por lo menos a mí verlo). Una catalana que es una burguesa autocomplaciente que se las da de progre y se cree con derecho a dar la brasa a todo quisqui.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Por ejemplo, en el aeropuerto, ella no puede jorobarse como todos al pasar por el arco voltaico, no, tiene que dejar claro que la culpa de su terrible humillación la tiene Bush -que no Bin Laden- y que el de seguridad es un esbirro a sueldo del imperialismo - no como ella que debe ser rica de familia- aunque pare la cola y se joroben los de atrás.
Otro ejemplo; ante la señorita que le atiende en castellano en el aeropuerto de Barcelona la progre catalana la increpa por llevar 5 años en Cataluña y no saber catalán (cosa bastante increíble, tal y como están las cosas) . Sin que el guión le de derecho a replica a la del mostrador.
Pero a mí se me ocurre decirle que quien es ella (el personaje de la Sardá) para exigir a nadie que aprenda un idioma, ni en uno ni en cinco años, o preguntarle que cuantos idiomas ha aprendido ella en el mismo plazo.
Sobre todo teniendo en cuenta que la progre catalana y la señorita de Teruel se están entendiendo perfectamente en castellano, si es que entenderse es lo que cuenta. Porque si no es la comunicación lo que cuenta, puestos a ser cabezón, no se quien lo será más (la catalana que se empeña en que los demás aprendan catalán) o la aragonesa que pudiendo entenderse en castellano no quiere entretenerse aprendiendo el catalán (ojo, o no puede, a saber a que dedica el tiempo libre, si lo tiene). Claro que si la señorita de Teruel alegara haber nacido en Wisconsin, igual tenía más perdón...
Idem en el taxi. Todos sabemos que para pedirle a un taxista que quite la radio, lo mejor es alegar un buen dolor de cabeza y no decirle que el cliente manda (se ahorra uno la posible discusión y esta asegurado que la radio se apague). Pero ella no, ella tiene que exigir y que alegar que el taxi en ese momento es suyo, que para eso paga...
Bueno, igual esta crítica es poco cinematográfica, pero es que me parece necesario explicar por qué no me ha hecho gracia que se cultive el tópico, porque parece que si no te ríes es que no tienes sentido del humor, para colmo.
Otro ejemplo; ante la señorita que le atiende en castellano en el aeropuerto de Barcelona la progre catalana la increpa por llevar 5 años en Cataluña y no saber catalán (cosa bastante increíble, tal y como están las cosas) . Sin que el guión le de derecho a replica a la del mostrador.
Pero a mí se me ocurre decirle que quien es ella (el personaje de la Sardá) para exigir a nadie que aprenda un idioma, ni en uno ni en cinco años, o preguntarle que cuantos idiomas ha aprendido ella en el mismo plazo.
Sobre todo teniendo en cuenta que la progre catalana y la señorita de Teruel se están entendiendo perfectamente en castellano, si es que entenderse es lo que cuenta. Porque si no es la comunicación lo que cuenta, puestos a ser cabezón, no se quien lo será más (la catalana que se empeña en que los demás aprendan catalán) o la aragonesa que pudiendo entenderse en castellano no quiere entretenerse aprendiendo el catalán (ojo, o no puede, a saber a que dedica el tiempo libre, si lo tiene). Claro que si la señorita de Teruel alegara haber nacido en Wisconsin, igual tenía más perdón...
Idem en el taxi. Todos sabemos que para pedirle a un taxista que quite la radio, lo mejor es alegar un buen dolor de cabeza y no decirle que el cliente manda (se ahorra uno la posible discusión y esta asegurado que la radio se apague). Pero ella no, ella tiene que exigir y que alegar que el taxi en ese momento es suyo, que para eso paga...
Bueno, igual esta crítica es poco cinematográfica, pero es que me parece necesario explicar por qué no me ha hecho gracia que se cultive el tópico, porque parece que si no te ríes es que no tienes sentido del humor, para colmo.