Estoy acostumbrado a las engañifas del cine en general, vas a un multisalas con una gran pantalla y sonido envolvente que te cagas y te quedas embobado, o al rato te aburres y te recuestas en esa cómoda butaca.

Pero otras veces dices: Le voy a dar una oportunidad a una comedia francesa que aunque hayas visto muchas sabes que tienen un sello de calidad, entonces llego y me recuesto en una pequeña butaca no tan cómoda como las otras y me coloco en la última fila ya que la pantalla es pequeña y se encuentra muy elevada.

Pero ahí está la gracia, en la primera, digamos película comercial x me aburro y no paro de mirar la hora por la falta de originalidad y los chistes sin gracia, y en la segunda digamos esta o cualquiera con un mínimo de talento con chistes que rallan la hilaridad y me lo paso genial, ya se me ha olvidado la butaca y la pequeña pantalla.

En definitíva, y después de haberme ido por las ramas, película francesa en apariencia liviana pero que ralla a gran altura en todo su metraje, con un humor muy elegante basado en la cotidianeidad, para mi es muy importante que esos personajes respiren naturalidad y esta película ha conseguido que me olvide de mi sesuda mente cinéfila, por cierto Michele Laroque está espléndida en su madurez tanto interpretativa como física.