Antes de empezar a verla tenía muy claro que serían muy inferiores a las dos anteriores. Está claro que las originales, las japonesas, están muy por encima de las versiones americanas. Sin embargo, las dos primeras estregas protagonizadas por Gellar y Tamblyn no estaban del todo mal, se hacen entretenidas y tienen algún momento tenso bastante aceptable. Además, es de agradecer que la segunda entrega se aleje de la original. Pero es que esta tercera parte no es comparable con aquellas.

Nada más empezar, la cinta se muestra como algo bastante intrigante, con un personaje a quien ya vimos en la segunda entrega. La primera escena, que comienza como algo interesante, pierde todo lo bueno que había conseguido cuando vemos al niño convertido en un clarísimo maniquí. N sé si es que no se dan cuenta (para lo que deben de estar muy cegatos) o que les da lo mismo quedar en ridículo, pero esa escena es realmente lamentable. El resto del metraje, aunque no nos encontramos efectos tan penosos, tampoco mejora demasiado. Poco a poco nos empieza a contar la historia, la misma de siempre pero en un edificio americano. Lo peor que tiene la cinta es la forma como entrelazan las distintas historias y personajes entre sí. Cómo la china (no lo uso en tono despectivo, es que no recuerdo su nombre) llega al edificio para acabar con la maldición porque tiene un secreto que no podía ser más previsible. El cómo se conocen la protagonista con la doctora, cómo el prota se va volviendo loco... Nada es explicado con claridad, lo que hace que en conjunto nos encontremos un guión flojísimo.

A pesar de todo, tiene sus aspectos positivos. Dejando a un lado su irregular ritmo, que entrelaza escenas de supuesto terror con momentos bastante lentos en los que no ocurre nada, en líneas generales la peli no se hace aburrida. Por otra parte, algunas actuaciones son salvables. Queda claro que la presencia de Shawnee Smith se debe a una razón de marketing, pues el resto del reparto no lo había visto en mi vida. Es triste que se haya rebajado a hacer esto, pero bueno. Los efectos son nefastos, así como el maquillaje, que deja bastante que desear (no había visto tanta blancura en mi vida). Escasea en escenas de tensión y los sustos son muy previsibles. Además, no sé a qué viene eso de mostrar tanta sangre, cuando las muertes ocasionadas por los espíritus en ninguna de las entregas anteriores han parecido asesinatos.

En conclusión, es mala mala, pero entretiene y las hay muchísimo peores. Espero que, si piensan seguir por esta línea, no hagan una cuarta...!