Sí, he de confesarlo, me he enamorado de Claire Danes –bueno, es que yo soy muy enamoradizo–. Me parece uno de los rostros más angelicales del cine actual.

Volviendo a la película –y al mundo real–, sólo puedo elogiar el atrevimiento de esta película.
Excepcionales interpretaciones; las protagonistas (Danes y Cudrup) merecedoras de, como mínimo, nominación al Oscar, sobre todo si tenemos en cuenta que éste es un género que suele gustar mucho entre la crítica y si nos atenemos al precedente de la excesivamente premiada "Shakespeare in Love", con la que comparte una base argumental casi idéntica y a la que supera gracias a unos diálogos que, si bien no son tan líricos, están cargados de mordiente, resultando mucho más actuales de lo que apreciarán las mentes más despistadas.
Mi parte cinéfila se ha enamorado del inmenso trabajo de Crudup, uno de esos que todo actor principiante sueña con hacer algún día: turbio y complejo, y a la vez delicado.

Después de verla, pensé: "Seguro que algunos criticarán el casi inexistente tono teatral". No me equivoqué, por lo que deduzco de algunas opiniones que he escuchando. Pues yo no lo veo así, el tono me ha parecido más cinematográfico que otra cosa, y eso lo demuestran los primerísimos planos, la música, los movimientos de cámara, el montaje... De teatro sólo tiene la historia y un par de representaciones.
Vacíen sus mentes de prejuicios: creo que gustará incluso a los detractores de esta rama del arte escénico, que me consta que los hay.

La única fisura es la parte final, demasiado "romanticona", aunque interesante.