Quien espere ver una película bélica con tiros, quien espere ver un documental dramático, que se abstenga o que cambie el chip radicalmente, porque ésta es la historia de las gentes de a pie, de las familias que no saben si huir o quedarse, de unos jóvenes traviesos que no paran de meterse en unos líos de lo más extraños.
Desde la dirección, se busca y se encuentra una alternancia brusca y efectiva de drama y comedia. Se llevan a algunas situaciones y a algunos personajes hasta el extremo, mientras que otras escenas resultan delicadas y románticas. El guión y los actores hacen que sea facilísimo (al menos para mí lo fue) identificarse con los personajes.
Con unas nociones básicas del conflicto, la película se sigue perfectamente, pues no se trata de analizarlo sociopolíticamente, como ya se ha comentado.

Hay un goteo continuo de críticas (recordemos el autoenaltecimiento galo durante las clases del principio; sin olvidar las buenas dosis de autocrítica, que también hay) y referencias a estrellas mediáticas occidentales (Telly Savalas, Steve McQueen, Paul Anka...) que arranca la carcajada, o por lo menos la sonrisa.


- Te lo juro por Dios.
- No, júralo de verdad.