Haz click aquí para copiar la URL
Voto de jastarloa:
7
Drama William Walker, un agente inglés, es enviado a Queimada, isla imaginaria del Caribe, para fomentar una revuelta contra los portugueses. Sin embargo, el objetivo de esta operación no es apoyar la independencia de los nativos, sino que Inglaterra sustituya a Portugal como potencia colonialista. (FILMAFFINITY)
5 de febrero de 2007
56 de 67 usuarios han encontrado esta crítica útil
"La vieja historia de siempre: un país, por intereses económicos, hace de un don nadie un jefe revolucionario; cuando ya no le es útil, lo deja a un lado; y cuando se revela nuevamente en nombre de una idea análoga a la que se le enseñó, se le elimina."

Esta frase, con un par de modificaciones de mi cosecha que para nada alteran su significado, es la funesta conclusión que se saca de la película.
Conviene aclarar que los hechos en los que se basa la historia fueron reales. En 1520, en el Caribe, los españoles incendiaron una isla entera para acabar con una revuelta indígena. La isla pasó a conocerse como Quemada y se repobló con esclavos negros procedentes de África para dedicarla al cultivo de la caña de azúcar.
Más que por intereses de distribución y público, los productores decidieron cambiar el argumento –nombre de la isla incluido– y "convertir" lo español en portugués por las amenazas del régimen franquista de boicotear el rodaje en las zonas donde tuviera influencias.

Fieles a sus ideales políticos y sociales, el director y el mismo Brando, que se profesaban admiración mutua, decidieron colaborar en este agresivo proyecto en contra del colonialismo, el capitalismo y la esclavitud. Al final, debido a sus diferencias creativas en la construcción del personaje de Walker y a una testarudez compartida, salieron tarifando y, según cuenta la leyenda, Brando amenazó a Pontecorvo con matarle si volvía a encontrárselo alguna vez. Mientras Pontecorvo quería un malo, Brando prefería un hombre con un trabajo execrable, es decir, algo más humano y creíble. En este caso, Brando era el que tenía razón, y lo demostró con una interpretación que, le pese a quien le pese, es de lo poco que sostiene con fuerza una película que sería demasiado larga y monótona si sólo contara con actores no profesionales (Evaristo Márquez y prácticamente todos los demás extras y secundarios colombianos) e irregulares escenas de masacres y revueltas, muchas de ellas rodadas desde la "fría lejanía" al estilo Eisenstein (sí, ya sé que en "La batalla de Argel" también las había, pero aquellas contaban con la fuerza del realismo cuasidocumental aquí ausente por completo).

Otras virtudes: buena fotografía y puesta en escena; la banda sonora cuando emplea la percusión; diálogos mordaces, aunque, desgraciadamente, escasos.

Otros defectos: era inevitable que esos recursos de montaje a lo spaghetti-western, en un drama como éste, envejecieran mal; la banda sonora cuando no emplea la percusión; el narrador en off que aparece de la nada en mitad de la película (aunque puede tener explicación si tenemos en cuenta que el montaje original de Pontecorvo fue muy recortado).


Lo mejor, la escena final. Contundente. Incontestable. Abrasadora.
jastarloa
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow