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Voto de jastarloa:
8
Documental Tres jóvenes actrices fingen ser menores de edad y ven qué sucede cuando se registran en una popular sala de chat 'on line'. Un experimento revelador que muestra cómo esta forma moderna de abuso de menores se ha convertido en una amenaza muy extendida. (FILMAFFINITY)
20 de agosto de 2021
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo en este documental está pensado para cortocircuitar el cerebro de cualquier padre honrado y decente que esté en su sano juicio. Es de las cosas más bestias que recuerdo haber visto en los últimos años, porque aquí no puede uno agarrarse al salvavidas de la ficción, no, te obliga a abrir los ojos, cual terapia Ludovico, ante una realidad que cuesta asimilar incluso una vez terminada la proyección y confirmados todos los datos numéricos que nos presenta.

La idea principal de los productores consistió en montar y grabar una operativa, más cercana a lo policial que a lo cinematográfico, con el fin de mostrar el modus operandi de los depredadores sexuales de niños que actúan en las redes sociales, y, ya de paso, cazar in fraganti a alguno si se presentaba la ocasión (que se presentó, vaya si se presentó).

En el minuto cinco de metraje ya te habrás llevado las manos a la cabeza en varias ocasiones, tan solo viendo las estadísticas mostradas en los carteles introductorios y los comentarios personales de las mujeres adultas de aspecto prepúber que se presentaron al casting; y puedes mantenerlas ahí en lo alto hasta el final si quieres ahorrarte sobrecargas musculares por exceso de movimiento, porque lo que se viene… En resumidas cuentas, mete el dedo en la llaga y hurga sin parar, llevando las trampas tendidas a los pedófilos hasta encuentros reales. Sorprende la cantidad de sus perfiles: de treintañeros a sesentones, de agresivos a seductores, de acomplejados a enfermos, de temerarios a calculadores… El espectador que sea capaz de leer lo que va implícito en sus comportamientos, apreciará la cinta en todas sus dimensiones.

Algo está fallando en la vida moderna, y lo está haciendo a todos los niveles: los padres no hablan con los hijos (cómo hacerlo, si trabajamos a todas horas); los hijos no hablan con los padres (para qué iban a hacerlo, si tienen acceso permanente a Internet); los proveedores de redes sociales no controlan algo que sería fácil con la I.A. (por qué iban a querer, si no son obligados por nadie y las adicciones de los usuarios les reportan su fortuna); las autoridades competentes parecen no dar abasto en su lucha (cómo iban a darlo, si el anonimato que proporcionan estos sitios no hace más que entorpecer)… Si a eso le unimos que entre los agresores sexuales no es del todo imposible encontrar también policías, diplomáticos, eclesiásticos, juristas y otras gentes de poder…

Por ir terminando, te lo advierto, no es cómoda de ver, porque es bastante explícita y te hará sentir muy vulnerable (si eres padre, ya ni te cuento); pero no creo que mirar para otro lado sirva de nada, pasar el mal rato que supone verla nos prevendrá a todos de ese mundo de depravación que nos rodea y nos instará a tomar medidas en el seno familiar.
jastarloa
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