Dejando a un lado ese tipo de realización en la que parece que la cámara está en manos de un niño (a mi casi siempre me saca de la película, de todas en general), y la calidad de las imágenes que, bajo mi punto de vista, deja bastante que desear en más de un momento, la verdad es que la película tiene encanto. La vida de los protagonistas, sobretodo la de ella, se puede considerar como difícil, pero nunca te da la sensación de que estén sufriendo o de que las cosas vayan a ir a peor. Es fácil enamorarse de los personajes y de las canciones, y funciona todo a la perfección porque no da la impresión de que quieran dar más de lo que nos están ofreciendo.
Aún así, creo que sobretodo gustará a todo aquel que necesite en estos momentos que alguien le diga (o que le grite) que todo va a salir bien.