Sólo por situar mejor el argumento.

China años 20. La rebelión bóxer, el fin del Imperio Qing, el nacimiento de la corta República impulsada por Sun Yat-sen, la época de los señores de la guerra son los que marcan el contexto de la película. Durante los años 20, mientras la República de China intentaba modernizarse y sobrevivir, los ejércitos modernos ejércitos que el Imperio Qing había desarrollado se convirtieron en los ejércitos particulares de los diversas camarillas que controlaban las diversas regiones chinas. Alrededor de una decena de señores de la guerra se establecieron y empezaron a controlar y expandirse por las regiones limítrofes. Los ejércitos se habían formado gracias a la ayuda de las potencias coloniales europeas y mantenían un asesoramiento occidental a cambio de concesiones en el territorio chino que aún hoy son consideradas por los chinos como un saqueo. Atención a este detalle para comprender el rol de los occidentales en la película.

En una época tan convulsa el protagonista, en la mejor tradición budista, lucha por limpiar su alma de todo el mal generado y posibilitar que su espíritu pueda alcanzar la iluminación en un futuro. Óptima elección de actores y espléndidas localizaciones para un argumento manido y un desarrollo un tanto plomizo.