Al acabar de ver la obra maestra de de Sin Perdón (Clint Eastwood), Eastwood en los créditos de despedida y a modo de agradecimiento hacía una mención especial a dos nombres: Don y Sergio.

Sus dos grandes maestros y los que le brindaron la oportunidad de sentir el gusanillo por esta profesión.

Don Siegel firmó con esta cinta, la primogénita y mejor de una amplia saga, uno de los pilares sobre los que se asentarían no ya las características pelis de los 70 sobre polis, atracos, y corrupción sino toda una retahíla de cintas posteriores que bebieron claramente de esta fuente.

El toscamente rudo y de maneras brutales policía de San Francisco Harry frente a un sádico y enfermo delincuente al ritmo de una banda sonora con bastante del groovy setentero.

Altamente recomendable para deleitarse con una buena historia y una buena película, impecablemente facturada y narrada con cierto desaliño tosco pero estudiado.

Todo un conglomerado de acción, honor de cualquier manera y por encima de todo cumplimiento del deber.

So long.