México, 1915. En plena Revolución aparecen dos amigos, uno nativo y otro norteamericano, que si sí, que si no, que si no sé, que si tal vez, que no se sabe si lo que quieren es quedarse con el oro o si admiran a Pancho Villa. Es decir, si son unos mercenarios o unos abnegados revolucionarios. En este punto la película se muestra algo atípica, de hecho sorprende, si bien el desarrollo es plano, pero sobre todo, con unas charlas metidas con calzador en la que la maestra se empecina en sacar el Che Guevara que todo hombre de bien lleva dentro, según cree. El caso que roban un cargamento de oro de los militares y mientras estos les persiguen para recuperarlo, los de la cuadrilla se miran mal porque creen que cualquiera de ellos se lo quiere quedar.

Entre medias de estos forajidos con visos de revolucionarios se encuentra una maestra norteamericana de cuyo nombre no me acuerdo, que es interpretada por Shelley Winters. La chica empieza bien, con un vestidido muy mono, bueno en realidad es un conjunto de falda y camisa, que ya he dicho que la moda de la segunda mitad de la década del 10 es muy favorecedora, pero luego la pelan como una gallina, la visten de hombre y nos sale izquierdista, lo cual en Estados Unidos no quiere decir gran cosa. Mi consejo es que, maestrita, vuelve a casa. En fin, que la película, con un cierto aire a "El tesoro de Sierra Madre" (1948), tampoco es mala pero si descuidada, incluso con algún error grave: aparece un letrero enorme de Coca-Cola, en ese año y en ese pueblo.