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Voto de Reaccionario:
7
Serie de TV. Animación. Comedia. Romance Serie de TV (2013). 12 episodios. Tamako es una chica de primer año de instituto a la que le encantan los mochis, y no es para menos, ya que su familia regenta un local de mochis en el distrito comercial del pueblo. La muchacha disfruta de la vida con sus amigas Midori y Kanna en el club de badminton a la vez que ayuda en el negocio familiar y crea nuevos tipos de mochi. Es amiga de la infancia de Mochikura, el hijo de una tienda rival ... [+]
23 de abril de 2020
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia de este dibujo animado japonés se remonta a varios años atrás, cuando investigando los arquetipos de personajes femeninos, descubrí en un gráfico las variantes del tipo “dere”. De tantos como había, uno me llamó especialmente la atención, una muchacha de cara extremadamente dulce, que sujetaba como una especie de bola de ping pong en la mano. La etiqueta la señalaba como prototipo de “Dere Dere”, que vendría a ser, si la “Tsundere” es fría y amable, al ser doblemente “dere”, pues completamente tierna. Así decía la ficha “Actúa por entero dulce y enérgicamente hacia todas las personas que conoce”. Me gustó pero por desgracia no venía ni su nombre ni el del anime así que me quedé con las ganas de saber quién era. Pasados los años, hace un par de semanas, descubrí de casualidad que se trataba de la protagonista de esta serie, Tamako Kitashirakawa. Pero es que encima “Tamako Market” venía con el pedigrí de ser un producto del estudio de Kyoto Animation y de la dirección de Naoko Yamada. Es decir, tiene los mismos ingredientes de la interesante “K-On!” (2009-2010).

Pero si a la obra de Yui, Mío y compañía le añadimos una trama con tintes de fantasía y romance, que no tenía, más la posibilidad de enmendar errores al ser un trabajo posterior, llegué a pensar que “Tamako Market” podía ser uno de los mejores animes de la historia. Sí, me vine muy arriba y la euforia nunca es buena. Dicho esto, el anime no llega a obra maestra pero tampoco se queda en el montón. En este sentido, me parece totalmente injusto que haya acabado siendo uno de los dibujos menos conocidos del sello de Kyoto Animation y tampoco no muy bien valorado. Es cierto que yo mismo, como a la mitad de la serie, empecé a tener dudas, como si no fuera a ningún sitio, hay dos o tres episodios centrales que delatan como agotamiento, pero luego remontan para dejarnos unos capítulos finales, no voy a decir que maravillosos, eso sería exagerar, pero sí realmente bonitos. A mí me parece que a “Tamako Market” le ha perjudicado bastante su tono demasiado infantil, empezando por su protagonista, que aunque tiene 16 años, da la impresión de estar más bien sobre unos 11 o 12.

Sin embargo, a mí “Tamako Market” me ha gustado a pesar de la salvedad de lo ya apuntado y que no termine de aprovechar sus bazas. La serie tiene muchas posibilidades pero al final se decanta por un tono menor, poco ambicioso. Este anime tiene pinceladas de drama personal, de romance, de melodrama familiar, de historia de amistad e incluso de tragedia lacrimógena pero no es ninguna de estas cosas. En este sentido, lo que parecía más obvio, la historia de amor de Tamako queda apenas esbozada pero al menos existe la posibilidad de redimirse con la película que se hizo posteriormente con el explícito título de “Tamako Love Story” (2014) y que lo cierto es que me da muy buenas sensaciones pero que ahora me está dando miedo porque no sé si lo van a hacer bien. Pero volviendo a la serie, si no es nada de lo que he comentado, entonces ¿de qué va? Pues sobre el secreto de la felicidad. ¿Cuál es? No estoy seguro pero lo que me están contando es que Tamako es feliz, de tal modo que no quiere que nadie cambie. Cada persona tiene su sitio y ella está en el suyo.

En realidad la filosofía que proyecta “Tamako Market” es profundamente conservadora, por no decir reaccionaria, motivo por el que sea muy agradable de ver, como slice of life de tono dulce, colorido y afable, su ausencia de malicia y su mirada armónica, sentimental y estática sobre la realidad. Pero también, por su capacidad cómica, especialmente gracias al “loro” Dera, que cada vez que sale o habla te ríes. Y por supuesto, porque Tamako Kitashirakawa es una amor de muchacha. Es cierto que todos los personajes tienen su encanto, qué decir de la pequeña Anko, la hermana de Tamako, o la amiga con gafas, la tímida Shiori, pero es que Tamako nos roba el corazón, porque es difícil ser más buena, más dulce, más amable, más hacendosa, más pura, más inocente y más mona, normal que el que yo me sé esté enamorado de ella hasta la médula, a ver qué pasa en la película, pero todo ello sin caer en ningún momento en ser empalagosa, ñoña, boba o arrastrada. Al final de la serie discuten si Tamako es realmente una princesa. No hay dudas, por supuesto que lo es.
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