Cuando empecé a ver "Vicente Ferrer" me daba la sensación como si fuera la segunda parte de la biografía del personaje porque empieza como muy de sopetón pero no, es que es así. Vale, de acuerdo. Pues como digo, se trata de un retrato de la vida de Vicente Ferrer (Antonio Alcántara, perdón Imanol Arias), no confundir con el santo valenciano del mismo nombre del siglo XIV y principios del XV, la obra humanitaria en la India que comenzó en 1969, según Agustín Crespi, que es cuando empieza su relato, aunque de hecho Vicente llegó por primera vez a este país en 1952 como misionero jesuita.

El caso es que la película para televisión tiene buenos propósitos pero su ejecución es bastante simple en varios sentidos (escenarios, extras, etc.). Lo peor es que no consiguen mostrarnos bien qué hizo Vicente, ni contra quién luchó, ni por qué tanta oposición, entre otras cosas, porque más de la mitad del metraje se lo lleva la historia romántica, que es que me la veía venir desde el primer momento. Menuda tentación para estos santos varones con una Anna con el tipo de Aida Folch. Pero me parece a mí que han puesto a una muchacha demasiado atractiva. No la veo psicológicamente en el personaje.

Dicho esto, eso de irse al tercer mundo a ayudar a los pobres está bien, no lo voy a criticar, pero tengo muchas dudas sobre la sostenibilidad del proyecto. Al final nos cuentan los trabajos que han realizado y tal pero hay que tener en cuenta que la fundación Vicente Ferrer tiene un presupuesto anual de casi 40 millones de euros y miles de cooperantes, es decir, que hace lo que hace porque otras personas aportan el dinero y el trabajo de forma gratuita y desinteresada. Ahora bien, sin este chorro de capital foráneo, ¿podrían prosperar las comunidades indias de Andhra Pradesh que atiende? No creo.