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Voto de Reaccionario:
5
Drama Pekín, 1908. China se encuentra en plena decadencia. Pu Yi, un niño de tres años, es arrancado de los brazos de su madre, en medio de la noche, y conducido hasta la Ciudad Prohibida, donde es coronado emperador, pero tendrá que vivir recluido dentro de este recinto inaccesible. (FILMAFFINITY)
24 de abril de 2019
15 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aquí tenemos unos de los títulos más laureados del cine de los años ochenta, "El último emperador", película que narra la vida de Pu Yi (John Lone), el que fuera el último monarca de la China, contada por el mismo en un libro autobiográfico. Concedamos que el trabajo de Bernardo Bertolucci es apabullante en su sentido técnico, visual y auditivo. El director italiano tiene un estilo de hacer cine que digamos que se recrea en todos los sentidos, sin perder por ello ese toque verista casi documental. Por ese motivo este largometraje por momentos puede ser un espectáculo grandioso, en concreto algunas escenas de principio y el ambiente de los años treinta es lo que más me ha atraído. No en vano, de los nueve Oscars de la Academia que logró, por lo menos cinco lo fueron por estos apartados: mejor fotografía, banda sonora, diseño de producción, vestuario y sonido. Pero ahora bien, ¿es realmente buena? Muchos alegarán que por supuesto, de ahí al Oscar a la mejor película, además de al director, guión adaptado y el montaje, pero a mí me iba gustando menos a medida que pasaban sus muchos minutos.

Dejando al margen esta narración no lineal que la perjudica porque la destripa, el error más grave de la obra es conceptual. Es decir, qué me quiere contar. "El último emperador" no es la historia de la caída de un hombre del paraíso al infierno, ni tampoco la de un país. Ni siquiera las luces y sombras de este periodo histórico. Todo esto hubiera sido apasionante pero apenas sale porque no le interesa a Bertolucci. Lo que me quiere explicar es la vida de un hombre que siempre ha estado preso. Que haya sido el soberano absoluto de un reino fabuloso o que haya vivido una época totalmente fascinante, llena de guerras, revoluciones, luchas políticas y convulsiones de todo tipo son cuestiones irrelevantes. Por eso Bertolucci apenas trata esto, dedicando entonces el tiempo a explicarnos el "encarcelamiento" del héroe. Esto convierte de hecho a su película en un antidrama, completamente falto de épica, de garra y de pasión, porque lo que debería ser la decadencia absoluta de una persona o de China, porque viene a ser lo mismo, se convierte en lo contrario, en una especie de ascensión. Si hasta se lo tiene que agradecer.
Reaccionario
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