En una ocasión pregunté a mi profesor de Historia Medieval de España, cuál era el relato realmente conservador de nuestra historia. Me contestó que el de la historiografía franquista a lo que repliqué que todos y cada uno de los postulados de la misma tenían un originen liberal. Por ejemplo, la Reconquista, los Reyes Católicos o la Guerra de Independencia antes de 1936 ya habían sido glorificados por los liberales de tal modo que lo que se hizo más adelante fue seguir difundiendo los mitos liberales pero no conservadores o reaccionarios. Esto es algo importante porque la derecha no ha conseguido crear un relato de la historia de España y menos aún de Europa o del mundo, que sea coherente, compartido y con cierto calado en la mentalidad colectiva. A lo sumo hay algún historiador carlista o católico, por ejemplo, pero en cualquier caso lo que proyecta es la visión de esa tendencia que no está necesariamente de acuerdo con otras dentro del conglomerado derechista, cuando no opuestas. En efecto, todos sabemos en qué consiste una historiografía liberal o marxista pero fuera de estas escuelas lo que hay son múltiples visiones: carlistas, isabelinos, republicanos de orden, falangistas, católicos, apolíticos...

Llegados a este punto nos encontramos con "Aventuras de Don Juan de Mairena", película de 1948 que compra totalmente la historia de los liberales, que por otro lado es una mentira cabal. Y eso que nos encontramos en plena dictadura autárquica, una apestada internacional, años antes de que se inicie una tímida apertura política. Y es que más allá del acuerdo fundacional, es decir, la jefatura de Franco y la destrucción del Frente Popular, que no de la República, la visión del pasado de España distaba de ser unánime. Así pues José Buchs, con permiso de la censura, que pasó del tema, nos cuenta una patraña llena de tópicos castizos, con bandoleros, bailaoras, toreros y señoritos andaluces, eso sí, entregados a la causa liberal ante el "pérfido" Fernando VII, al que se denigra impune y falsamente. Dicen que el héroe ha empeñado su fortuna por "la causa" lo cual es matemáticamente imposible porque si algo caracterizaba a nuestros liberales era el ansia de dinero así que ni un real arriesgaron. La película podría ser curiosa pero que no hay ni conspiraciones, ni robos, ni lances, ni aventuras, ni nada, salvo que la tonta de turno ve a un gomoso y se enamora perdidamente de él... ni que fuera Alain Delon.