La exitosa saga de "Destino Final" te depara sorpresas en cada uno de sus episodios, al menos en su trilogía original, porque la cuatro es ya una pamplina. Al principio me gustó más la uno que la dos pero en la última revisión se han invertido las tornas. En lo que no hay duda es que la que hace tres es la mejor de todas. Sucede lo mismo que con sus actrices. Ali Larter me pasó desapercibida y A. J. Cook más aún, siendo las dos guapas. Pero la que me embobó por completo fue la guapísima Mary Elizabeth Winstead, actriz que descubrí precisamente en esta entrega. Aquí está la causante de mi angustia cinematográfica. Si en las demás veía con cierta distancia los acercamientos de la Muerte, en "Destino Final 3" estaba con el corazón en un puño sufriendo por mi querida Wendy (Mary Elizabeth). ¿Vivirá? (SPOILER).

De todos modos aunque María Isabel, que está genial, es mucha María Isabel, su presencia no agota el capítulo de virtudes de la obra. Evidentemente, la trama es la misma, un grupo de jóvenes que se salva de fallecer gracias a una visión, pero que luego van cayendo como moscas. Sin embargo, James Wong, que es el mismo que en la original, la maneja con agilidad, tensión y la madurez que la faltaba en su debut. Un gran acierto es prescindir de constantes alucinaciones para seguir las pistas dejadas en unas fotografías y otro, repartir la sangre con la intriga y la acción. Es posible que se haga un lío con tanto giro, aunque creo que al final todo es explicable. Aún así, muy atractiva cinta de terror juvenil, con algún momento inolvidable, como el mágico principio en el parque de atracciones, con ataque de histeria, o el desenlace.