Cuando criticamos el cine de ahora no podemos olvidarnos de las aberraciones que se rodaban antaño. Este es el caso de "El descanso del guerrero", adaptación de la novela homónima de Christiane Rochefort, publicada en 1958, de la mano de Roger Vadim, para el mayor lucimiento de Brigitte Bardot. Sin embargo, la película está tan mal ejecutada con un romance de lo más inverosímil y fantasioso, el personaje de ella es tan indignantemente estúpido y el discurso que maneja es tan tóxico, que no le puedo encontrar atractivo físico a la Bardot. Me parece repulsiva ella, él y todos los que desfilan por aquí. Y básicamente lo son porque las mujeres, empezando por Geneviève (Bridgitte Bardot), asumen una posición absolutamente degradada respecto al hombre y a estos les encanta. Trozos de carne que les sirven de todas las formas y que tragan con todo. Qué asco me da.

Lo más rápidos del Oeste alegarán que por eso era y es tan necesario el feminismo, para evitar estos mensajes venenosos pero el problema es que "El descanso del guerrero" puede parecernos machista hoy día pero en realidad era y es feminista. No en vano, la autora de la novela era feminista y además radical, y Vadim describió su película como el camino de una mujer para conquistar su libertad. Lo que sucede es que no entendemos qué es el feminismo. Feminismo no es respeto, consideración, defensa o alta estima hacia las mujeres, (¡esto ya se defendía hace miles de años!), sino su libertad e igualdad respecto al varón. Lo que en realidad significa que del pedestal en el que se encontraba las feministas la han rebajado al nivel del hombre. Ahora bien, que te traten como a ellos no te garantiza en absoluto la deferencia, al revés, te degrada y te vuelve más vulnerable.