Una más de la franquicia de boxeo más famosa de todos los tiempos, que ya no sé si sigue perteneciendo a la de "Rocky", eso me parece, o ya ha inaugurado la suya propia de "Creed" como aprendiz a spin off. El caso es que tenemos una película que sigue el patrón que hemos visto tantas veces en esa saga. En concreto la presente se asemeja demasiado a "Rocky IV" (1985), incorporando para ello al villano de aquella cinta, Ivan Drago (Dolph Lundgren). Y es que contando con el propio Sylvester Stallone como co-guionista nos aseguramos que "Creed II: La leyenda de Rocky" transcurra por los cauces habituales, es decir, una buena dosis de deporte, un tanto de melodrama humano o personal y algo de nostalgia autorreferente, todo ello dentro de un estilo convencional para toda la familia, suave y sentimental.

Dicho esto, la película pierde a los puntos con su inmediata predecesora, la de 2015, sin necesidad de llevar a más lejos las comparaciones. Me resulta la presente más plana y menos original, argumentalmente hay unas lagunas familiares que le hacen perder el compás y he echado en falta más garra en la dirección de Steven Caple Jr. Por ejemplo, el apartado musical es discreto y el propio entrenamiento bestial, que es como una marca de la casa de la franquicia, se ventila con cierta frialdad. Ni punto de comparación de los clásicos de los años setenta y ochenta de "Rocky". Es más, no es tan nostálgica como su inmediata antecesora, así que te llega menos. Sin embargo, en su parte final se crece con un gran combate, no sólo por los golpes sino por sus implicaciones emocionales. Sólo diré que me ha hecho llorar un poquito.