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España España · Barcelona
Voto de Sémele:
7
Thriller. Intriga Rachel (Emily Blunt) es una mujer devastada por su reciente divorcio que dedica cada mañana de camino a su trabajo a fantasear sobre la vida de una pareja aparentemente perfecta que vive en una casa por la que su tren pasa cada día. Pero una mañana Rachel es testigo desde la ventana del tren de un impactante suceso y se ve involucrada en el misterio que ella misma revela... Adaptación del best seller homónimo de Paula Hawkins. (FILMAFFINITY) [+]
22 de octubre de 2016
75 de 101 usuarios han encontrado esta crítica útil
Notable adaptación de la novela de Paula Hawkins, que podría verse como un telefilme de sobremesa, pero con buen empaque y con notables intérpretes, hecho que sin duda la distancia de éstos.

Cuando leí la novela, hará como un año, pensé que era muy cinematográfica, tanto por su estructura (los capítulos van alternando las voces de los personajes) como por su argumento. Por supuesto, a nivel interpretativo, ofrecía a la actriz protagonista, y a otra actriz con un papel más secundario, un buen lucimiento.

Emily Blunt es Rachel, una mujer hundida por el abandono de su marido Tom. La chica tiene un grave problema de alcoholismo y no levanta cabeza. En sus viajes diarios en tren a Manhattan (a Londres, en la novela) ve por la ventanilla una estampa idílica de una pareja, en una bonita casa del extrarradio. La pobre Rachel idealiza esa pareja, como la imagen del amor verdadero que todos/as buscamos, pero, claro, no todo es tan idílico.

La película, como la novela, pone el énfasis inicialmente en el muestrario de los personajes femeninos, tres mujeres (Rachel, Meghan y Anna), aparentemente muy diferentes entre ellas, pero con muchos puntos de encuentro y desencuentro. Tras ese inicio, donde se alternan, retazos de sus vidas, vamos descubriendo qué van escondiendo estos personajes, cargados de inseguridades, miedos, locuras, secretos, problemas no resueltos... Y con ellas, irrumpen los hombres de su entorno más inmediato, también tres, mostrando su cara real.

La cámara, sin duda elegante, se mueve con sutileza, mostrando los rostros en primer plano (la cara demacrada de Rachel (aunque leyendo la novela me la imaginaba mucho peor), el rostro dulce y exótico de Meghan (con un parecido brutal con Jennifer Lawrence, por cierto), el semblante natural y calmado de Anna (el personaje más soso del terceto). Las localizaciones hacen el resto, como la fotografía: suman realidad, a la par que resultan tan idílicos como intrigantes, a medida que avanza la neblina que se lo va tragando todo.

El recurso del tren también está usado con inteligencia, más que nada porque no se abusa de él, una vez sabemos que es el medio de transporte de la protagonista. Sucede lo mismo con su problema de alcoholismo, elemento que mueve la trama, pero en ningún momento se cae en la reiteración (como sí sucede al inicio de la novela).

El director Tate Taylor es hábil moviendo la cámara y hace un uso inteligente de los flashback, introduciendo escenas del pasado, que entran en pantalla de un modo natural, casi sin darte cuenta, con una sutileza extraña, como si no quisieran entorpecer y resultan esclarecedores en la mayoría de los casos.

La guionista, Erin Cressida Wilson, hace un buen trabajo, sirviendo en bandeja un material no demasiado original pero inequívocamente efectivo que remueve consciencias y provoca que el espectador, en un momento u otro, pueda sentirse involucrado. La intriga está bien llevada, siguiendo la estela de la novela. Y viene servida por un hecho (que no voy a explicar) que involucra a los seis personajes, especialmente a Rachel, que se verá obligada a hacer un gran esfuerzo para lograr esclarecer qué ha pasado en realidad.

Emily Blunt está genial como Rachel. Su interpretación está cargada de matices para que resulte creíble en un rol extremadamente visto, que podía llevarla a la sobreactuación. El esfuerzo de la actriz es grande y logra transmitir el desasosiego de un personaje llevado al límite, sin caer en el recurso fácil.

Del resto de actores me quedo con Haley Bennet, la actriz que interpreta a Meghan, que físicamente parece un clon de la Lawrence, cuya interpretación me ha parecido también fantástica, muy sutil, etérea y lánguida. Sin duda, ha captado y ha transmitido muy bien la esencia de un personaje singular.

El resto de actores cumplen eficazmente con su cometido.

En definitiva, es una fiel adaptación de la novela, así que seguramente gustara aquéllos/aquéllas que se sintieron atrapados por ella. A mí me pareció un buen best-seller que conjugaba bien los elementos de intriga y, quitando la parte reiterativa del principio (que se salva bien en la película), logró conquistarme hasta un final que llega como un puñetazo en el estómago (aunque algunos dirán que es previsible, a mí no me lo pareció). No quiero olvidarme del tratamiento de la violencia, bastante cruda, por cierto. Pero, sin duda, necesaria para acabar de redondear un producto de consumo, dirigido a un público femenino, aunque también masculino, que resulta inquietante e incómodo, aunque sin olvidarse de que es un blockbuster.
Sémele
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