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8
7,3
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Serie de TV. Drama. Thriller
Miniserie de TV. 4 episodios. Freddie Jackson sale de prisión buscando hacerse un nombre con la ayuda de su primo Jimmy y su nuevo y poderoso aliado, Ozzy, un jefe del crimen que controla el East End. Mientras, su mujer Jackie espera la vuelta de su marido, olvidando cómo puede ser realmente. Su primo pequeño, Jimmy, sueña con hacerse un hueco en el mundo del crimen gracias a la ayuda de Freddie. (FILMAFFINITY)
21 de marzo de 2017
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Brutal melodrama con tintes mafiosos y de tragedia clásica, en formato de miniserie de 4 episodios, que adapta una novela de Martina Cole y que está dirigido por David Drury y protagonizado por Shaun Evans, Tom Hardy, Charlotte Riley, Kierston Wareing y Brian Cox.
La miniserie, de buenas a primeras, parece una historia típica de pequeños gánsteres que tienen ínfulas de trepar en el contexto del East End londinense, en los años 80 y 90. Al parecer, la serie se rodó en Dublín, para encontrar las localizaciones idóneas en las que deambulan estos personajes, y abarca más o menos unos 10 años en sus vidas. Pero de historia de mafiosos, poco a poco, va virando hacia un melodrama intensísimo, que roza la tragedia clásica y que podría caer de lleno, pero acaba vadeándolo gracias al buen hacer del director y al trabajo de los actores, en el culebrón más trillado de sobremesa.
Los actores están geniales. Especialmente, Tom Hardy, con una mirada que vacila entre humedecida y enfurecida, maestra a la hora de mostrar un personaje complejo que vive, no obstante, su momento de revelación (un giro verosímil que me pareció brillante); Kierston Wareing, con un personaje roto e inestable, se mueve entre la irascibilidad y la derrota, despertando compasión; y Charlotte Riley, como Maggie, un personaje lleno de fortaleza y sinceridad, de sencillez y dignidad. El que me pareció menos interesante fue curiosamente el protagonista Shaun Evans, no porque lo haga mal, es porque su personaje es el que tiene que parecer más sensato y más distante, y me da la impresión que los otros tres se le comen la merienda, especialmente Hardy y Riley.
La ambientación y el vestuario (con varios puntos horteras), son muy de los 80 y 90. El uso de la banda sonora, con temas de los grupos del momento como Bananarama (con su Robert De Niro's Waiting en un momento clave), son acertadísimos y cuajan bien con la historia. El director mueve la cámara con soltura, sin ahorrarnos violencia ni inquietud, ofreciéndonos muchas veces primeros planos de los actores para que veamos sus expresiones de miedo, derrota, sufrimiento... El guion está escrito con solvencia, pues nada sobra y nada falta. No es una obra perfecta, pero es efectiva y golpea con dureza.
Sería una miniserie de temática delictiva más si sólo se dedicara a hablarnos de mafiosos, pero al introducir el tema de las relaciones familiares, con tanta implicación emocional, acaba dejándote anonada, porque no es que te sientas reflejada (porque entonces tendrías graves problemas), es que vas intuyendo que algo va a pasar, algo sin duda de dimensiones trágicas. Algo que acabara destruyéndoles a todos, tarde o temprano. Me recordó bastante a "My Kingdom" o a "Antes de que el diablo sepa que has muerto".
En definitiva, una miniserie altamente recomendable. Imperdible, si se tiene la oportunidad de verla.
La miniserie, de buenas a primeras, parece una historia típica de pequeños gánsteres que tienen ínfulas de trepar en el contexto del East End londinense, en los años 80 y 90. Al parecer, la serie se rodó en Dublín, para encontrar las localizaciones idóneas en las que deambulan estos personajes, y abarca más o menos unos 10 años en sus vidas. Pero de historia de mafiosos, poco a poco, va virando hacia un melodrama intensísimo, que roza la tragedia clásica y que podría caer de lleno, pero acaba vadeándolo gracias al buen hacer del director y al trabajo de los actores, en el culebrón más trillado de sobremesa.
Los actores están geniales. Especialmente, Tom Hardy, con una mirada que vacila entre humedecida y enfurecida, maestra a la hora de mostrar un personaje complejo que vive, no obstante, su momento de revelación (un giro verosímil que me pareció brillante); Kierston Wareing, con un personaje roto e inestable, se mueve entre la irascibilidad y la derrota, despertando compasión; y Charlotte Riley, como Maggie, un personaje lleno de fortaleza y sinceridad, de sencillez y dignidad. El que me pareció menos interesante fue curiosamente el protagonista Shaun Evans, no porque lo haga mal, es porque su personaje es el que tiene que parecer más sensato y más distante, y me da la impresión que los otros tres se le comen la merienda, especialmente Hardy y Riley.
La ambientación y el vestuario (con varios puntos horteras), son muy de los 80 y 90. El uso de la banda sonora, con temas de los grupos del momento como Bananarama (con su Robert De Niro's Waiting en un momento clave), son acertadísimos y cuajan bien con la historia. El director mueve la cámara con soltura, sin ahorrarnos violencia ni inquietud, ofreciéndonos muchas veces primeros planos de los actores para que veamos sus expresiones de miedo, derrota, sufrimiento... El guion está escrito con solvencia, pues nada sobra y nada falta. No es una obra perfecta, pero es efectiva y golpea con dureza.
Sería una miniserie de temática delictiva más si sólo se dedicara a hablarnos de mafiosos, pero al introducir el tema de las relaciones familiares, con tanta implicación emocional, acaba dejándote anonada, porque no es que te sientas reflejada (porque entonces tendrías graves problemas), es que vas intuyendo que algo va a pasar, algo sin duda de dimensiones trágicas. Algo que acabara destruyéndoles a todos, tarde o temprano. Me recordó bastante a "My Kingdom" o a "Antes de que el diablo sepa que has muerto".
En definitiva, una miniserie altamente recomendable. Imperdible, si se tiene la oportunidad de verla.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El protagonista es un chico joven llamado Jimmy (Shaun Evans), que trabaja colgando cortinas y que siente admiración por su primo Freddie (Tom Hardy), un hombre curtido en el mundo del hampa, casado con Jackie (Kierston Wareing) y padre de dos niñas, que está cumpliendo una condena de 4 años en la cárcel.
La historia arranca el mismo día que Freddie sale de la cárcel y Jimmy va a buscarlo en su viejo coche para llevarlo de regreso a casa. Jimmy además sale con Maggie (Charlotte Riley), que es la hermana pequeña de Jackie y, por tanto, cuñada de Freddie. Para rizar más el rizo, los padres de Freddie han criado a Jimmy desde que era niño, es decir, que ambos, Freddie y Jimmy, además de ser primos, son como hermanos.
Tenemos por tanto, una pareja más madura, Freddie y Jackie, y otra pareja más joven, Jimmy y Maggie. Estos últimos se ven reflejados en la otra pareja, en especial Jimmy que es un joven con ambiciones y quiere ser como Freddie. Ambas parejas sueñan con salir del East End, lograr poder adquisitivo y una posición social más alta, una casa con jardín, etc. Los padres de Jackie y Maggie son, a su vez, consuegros de los padres de Freddie y Jimmy, así que todos ellos están implicados en el asunto. Además, como pasan 10 años, hay dos nacimientos más en la familia, curiosamente dos niños, Little Freddie y Little Jimmy, que vienen a ahondar un poco más en el drama.
Total, después de este pequeño lío y de movernos en el contexto de la mafia londinense de los 80, cuyo gran jefe es Ozzy (Brian Cox), que ha creado una especie de alianza criminal con Freddie para que se convierta en su alter ego fuera de la cárcel, empieza lo "bueno".
Y lo bueno es que Freddie (Tom Hardy) es un sociópata peligroso, un loco incontrolable, agresivo y violento, y que, además, se folla toda mujer que se le pone a tiro. Este personaje es como una bomba de relojería que amenaza con dinamitar no sólo la próspera organización criminal de Ozzy, sino también la estabilidad familiar con la fragilidad emocional de Jackie, y las vidas de sus propios hijos y de su sobrino, de sus cuñados, sus padres y suegros
El contraste de este melodrama (que toca casi todos los palos habituales del (sub)género, como la traición, la envidia, el asesinato, la violación, el incesto...) viene dado por los dos personajes masculinos principales: Jimmy y Freddie, el yin y el yang. Lo que en uno es sensatez y sentido común, en el otro es temeridad y locura. Se impone, por tanto, un duelo interesante, reflejado también en las dos hermanas, la inestabilidad emocional de Jackie contra la fortaleza de Maggie, la más joven del cuarteto y la más valiente.
La escena de la violación, de Freddie a Maggie, es absolutamente repugnante. Que escupa en su cara, mientras se corre dentro de ella, me parece lo más humillante, a la par que asqueroso, que puede sucederle a una mujer. Me dejó impactada. No tengo ni idea, pero imagino que el rodaje de tal escena debió de ser complicadísimo para los dos actores, especialmente para ella. Totalmente creíble y durísima.
Ésta es una singular manera de darse cuenta de la calaña de este personaje, Freddie, porque lo has visto cortar el cuello a un hombre con una botella rota, pero hasta la escena de la violación, y, en concreto, ese momento, no te das cuenta de lo hijo de puta que en realidad es.
La historia arranca el mismo día que Freddie sale de la cárcel y Jimmy va a buscarlo en su viejo coche para llevarlo de regreso a casa. Jimmy además sale con Maggie (Charlotte Riley), que es la hermana pequeña de Jackie y, por tanto, cuñada de Freddie. Para rizar más el rizo, los padres de Freddie han criado a Jimmy desde que era niño, es decir, que ambos, Freddie y Jimmy, además de ser primos, son como hermanos.
Tenemos por tanto, una pareja más madura, Freddie y Jackie, y otra pareja más joven, Jimmy y Maggie. Estos últimos se ven reflejados en la otra pareja, en especial Jimmy que es un joven con ambiciones y quiere ser como Freddie. Ambas parejas sueñan con salir del East End, lograr poder adquisitivo y una posición social más alta, una casa con jardín, etc. Los padres de Jackie y Maggie son, a su vez, consuegros de los padres de Freddie y Jimmy, así que todos ellos están implicados en el asunto. Además, como pasan 10 años, hay dos nacimientos más en la familia, curiosamente dos niños, Little Freddie y Little Jimmy, que vienen a ahondar un poco más en el drama.
Total, después de este pequeño lío y de movernos en el contexto de la mafia londinense de los 80, cuyo gran jefe es Ozzy (Brian Cox), que ha creado una especie de alianza criminal con Freddie para que se convierta en su alter ego fuera de la cárcel, empieza lo "bueno".
Y lo bueno es que Freddie (Tom Hardy) es un sociópata peligroso, un loco incontrolable, agresivo y violento, y que, además, se folla toda mujer que se le pone a tiro. Este personaje es como una bomba de relojería que amenaza con dinamitar no sólo la próspera organización criminal de Ozzy, sino también la estabilidad familiar con la fragilidad emocional de Jackie, y las vidas de sus propios hijos y de su sobrino, de sus cuñados, sus padres y suegros
El contraste de este melodrama (que toca casi todos los palos habituales del (sub)género, como la traición, la envidia, el asesinato, la violación, el incesto...) viene dado por los dos personajes masculinos principales: Jimmy y Freddie, el yin y el yang. Lo que en uno es sensatez y sentido común, en el otro es temeridad y locura. Se impone, por tanto, un duelo interesante, reflejado también en las dos hermanas, la inestabilidad emocional de Jackie contra la fortaleza de Maggie, la más joven del cuarteto y la más valiente.
La escena de la violación, de Freddie a Maggie, es absolutamente repugnante. Que escupa en su cara, mientras se corre dentro de ella, me parece lo más humillante, a la par que asqueroso, que puede sucederle a una mujer. Me dejó impactada. No tengo ni idea, pero imagino que el rodaje de tal escena debió de ser complicadísimo para los dos actores, especialmente para ella. Totalmente creíble y durísima.
Ésta es una singular manera de darse cuenta de la calaña de este personaje, Freddie, porque lo has visto cortar el cuello a un hombre con una botella rota, pero hasta la escena de la violación, y, en concreto, ese momento, no te das cuenta de lo hijo de puta que en realidad es.