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Voto de Sandro Fiorito:
8
7,1
56.370
Western. Aventuras
Después del asesinato de su padre, Mattie Ross (Hailee Steinfeld), una chica de catorce años firmemente decidida a hacer justicia, contrata los servicios del veterano agente del Gobierno Rooster Cogburn (Jeff Bridges), borracho y excelente pistolero. Así ambos se ponen en camino y entran en territorio indio para dar caza a Tom Chaney (Josh Brolin) en compañía de LaBoeuf (Matt Damon), un ránger de Texas que busca al fugitivo por el ... [+]
13 de febrero de 2011
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
“True Grit” se convierte, por méritos propios, en una de las mejores películas de la filmografía de los hermanos Coen. Su conjunto no sólo desprende el olor del sello de calidad inimitable del director bicéfalo, que vuelve a ser el que era recordando el sabor que nos dejaron cintas como “Muerte entre las flores” (1990), “Fargo” (1996) o “El hombre que nunca estuvo allí” (2001), sino que también ha devuelto una frescura merecida a uno de los géneros cinematográficos más emblemáticos y de mejor acogida de toda la historia del cine. Las viejas historias de venganzas, personajes icónicos, aventuras cabalgando entre interminables, solitarios y muchas veces bellos lugares, y un modo de vida fascinante, se reproducen en este notable western cargado de excelentes interpretaciones, aplastante guión e inconfundible dirección.
Todo un ejercicio de buen cine que a juicio de un servidor merece ser aplaudido doblemente. Me alegra que dos directores tan reconocidos apuesten por un género tan aparentemente acabado (que de año en año da alguna que otra perla, muchas menos de las que un montón de amantes del género desearían) y que encima lo hagan aportándole una luz propia, elementos originales y situaciones que sólo ellos saben sacarse de la manga.
Esta historia nos cuenta la persecución de una joven de catorce años, Mattie Ross (Hailee Steinfeld), al asesino de su padre, que cayó a manos de Tom Chaney (Josh Brolin). Tras el aspecto infantil de la niña se esconde toda una mujer calculadora, que lleva al milímetro los negocios familiares debido a la aflicción de su madre, incapaz de hacerse responsable de esas tareas. Todas estas funciones parecen excesivas para una persona de su edad, pero Mattie las resuelve mejor que cualquier adulto, con una sorprende habilidad de palabra y capacidad para negociar, saliendo prácticamente victoriosa de cualquier situación que pueda resolver con estos medios. Para llegar hasta la persona que mató a su padre, decide contratar a uno de los alguaciles más reconocidos del momento, el viejo, gordo, borracho y sarcástico Rooster Cogburn (Jeff Bridges), quien no parece entusiasmado por el encargo de la pequeña. Aparece también un Ranger de Texas, LaBoeuf (Matt Damon), quien busca a la misma persona, Tom Chaney, por delitos cometidos en su Estado. Comienza así una aventurera trama en la que la lengua es la mejor arma de los protagonistas, quienes atraviesan todo tipo de territorios con la intención de poder llegar a su destino. El humor está muy presente en varias escenas que se disfrutan a carcajadas (mortales las del “tiro al plato”, o los ruidos de Bruce Green), principalmente protagonizadas por la irónica, punzante y bohemia actitud del admirable Cogburn.
(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)
Todo un ejercicio de buen cine que a juicio de un servidor merece ser aplaudido doblemente. Me alegra que dos directores tan reconocidos apuesten por un género tan aparentemente acabado (que de año en año da alguna que otra perla, muchas menos de las que un montón de amantes del género desearían) y que encima lo hagan aportándole una luz propia, elementos originales y situaciones que sólo ellos saben sacarse de la manga.
Esta historia nos cuenta la persecución de una joven de catorce años, Mattie Ross (Hailee Steinfeld), al asesino de su padre, que cayó a manos de Tom Chaney (Josh Brolin). Tras el aspecto infantil de la niña se esconde toda una mujer calculadora, que lleva al milímetro los negocios familiares debido a la aflicción de su madre, incapaz de hacerse responsable de esas tareas. Todas estas funciones parecen excesivas para una persona de su edad, pero Mattie las resuelve mejor que cualquier adulto, con una sorprende habilidad de palabra y capacidad para negociar, saliendo prácticamente victoriosa de cualquier situación que pueda resolver con estos medios. Para llegar hasta la persona que mató a su padre, decide contratar a uno de los alguaciles más reconocidos del momento, el viejo, gordo, borracho y sarcástico Rooster Cogburn (Jeff Bridges), quien no parece entusiasmado por el encargo de la pequeña. Aparece también un Ranger de Texas, LaBoeuf (Matt Damon), quien busca a la misma persona, Tom Chaney, por delitos cometidos en su Estado. Comienza así una aventurera trama en la que la lengua es la mejor arma de los protagonistas, quienes atraviesan todo tipo de territorios con la intención de poder llegar a su destino. El humor está muy presente en varias escenas que se disfrutan a carcajadas (mortales las del “tiro al plato”, o los ruidos de Bruce Green), principalmente protagonizadas por la irónica, punzante y bohemia actitud del admirable Cogburn.
(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Jeff Bridges (“Tron: Legacy“, 2010) se mete en la piel del último personaje citado, el alguacil Cogburn, convirtiéndose en uno de los mayores alicientes para ver esta película. Su personaje es arrasador, y hace recaer la total atención del espectador cada vez que hace un mínimo gesto o pronuncia alguna de sus mordaces palabras. Si tengo que definir con una palabra su interpretación, esta es “excelente”. Prometedor futuro de la joven Hailee Steinfeld, quien después de haber protagonizado pequeños papeles en cortometrajes y capítulos sueltos de series de televisión, nada menos co-protagoniza una cinta del calibre como la que aquí se menciona. Un fenomenal trabajo de la joven que deja la esperanza de que podamos asistir al “nacimiento” de una nueva actriz: si en su primer papel en el cine ha demostrado la misma contundencia asombrosa de su personaje, no puedo llegar a imaginarme qué pasará cuando la experiencia mejore su calidad. Matt Damon (“Más allá de la vida“, 2010) lleva ya mucho tiempo deleitándonos con grandes interpretaciones, hasta el hecho de convertirse en uno de los todoterrenos del cine: generalmente protagoniza cintas de gran calidad, y película a película ha ido reforzando su experiencia hasta convertirse en lo que es hoy: un gran actor. Nunca suelo detenerme a ver una película “porque sale Matt Damon”, pero siempre que la veo y él aparece encarnando algún rol, acabo completamente satisfecho con su gran trabajo. Por último decir que Josh Brolin (“W.“, 2008), actor al que intento seguir con la esperanza de verle “explotar” demostrando su gran calidad como actor, se limita a cumplir con corrección el trámite que le asignan los hermanos, haciendo un rol que se aleja del típico villano emblemático y poderoso: su personaje es uno más, un mandado dentro de la cuadrilla de criminales a la que pertenece, un desalmado que pretende ser más feroz de lo que aparenta, movido cual títere por las cuerdas de su jefe.
Respecto a la banda sonora de esta película, decir que cuando suenan los compases no hace falta preguntarse de quienes son. El característico estilo del inseparable Carter Burwell vuelve a hacer presencia por enésima vez en una película de los Coen, aportando un conjunto musical sólido, tranquilo y con algunos temas acompañados por voces, que siguen el recorrido de todos estos inolvidables personajes tan bien dibujados desde un guión maravilloso. La fotografía, de Roger Deakins, también habitual del “director bicéfalo”, consigue mostrarnos magníficas y reconfortantes imágenes de los lugares en los que ha sido filmada la cinta, entre Nuevo México y Texas. El único pero gran inconveniente de este film son unos minutos finales bastante agridulces e incompletos, bastante en la línea de los últimos “carpetazos” de los Coen. Esto hace que la cinta no pueda ser reconocida como algo que vaya más allá de la frontera de “una gran película”, definición que de todos modos delata que ante nuestros ojos tenemos un western imprescindible.
Respecto a la banda sonora de esta película, decir que cuando suenan los compases no hace falta preguntarse de quienes son. El característico estilo del inseparable Carter Burwell vuelve a hacer presencia por enésima vez en una película de los Coen, aportando un conjunto musical sólido, tranquilo y con algunos temas acompañados por voces, que siguen el recorrido de todos estos inolvidables personajes tan bien dibujados desde un guión maravilloso. La fotografía, de Roger Deakins, también habitual del “director bicéfalo”, consigue mostrarnos magníficas y reconfortantes imágenes de los lugares en los que ha sido filmada la cinta, entre Nuevo México y Texas. El único pero gran inconveniente de este film son unos minutos finales bastante agridulces e incompletos, bastante en la línea de los últimos “carpetazos” de los Coen. Esto hace que la cinta no pueda ser reconocida como algo que vaya más allá de la frontera de “una gran película”, definición que de todos modos delata que ante nuestros ojos tenemos un western imprescindible.