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Voto de Sandro Fiorito:
7
Serie de TV. Fantástico. Intriga Miniserie compuesta por ocho episodios de 9 minutos cada uno. Tres personas vestidas con gigantescos trajes de conejo, en una habitación cutremente decorada, mantienen de cuando en cuando diálogos crípticos. La banda sonora, de Angelo Badalamenti, es minimalista, agobiante y está acompañada de risas enlatadas. Varias escenas de Rabbits fueron usadas posteriormente en "Inland Empire" (2006). (FILMAFFINITY)
24 de enero de 2011
17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Extraño mediometraje de 42 minutos de duración, dividido en 9 pequeños episodios que conforman una miniserie dirigida por David Lynch y protagonizada por Scott Coffey, Rebekah Del Rio, Laura Helena Harring y Naomi Watts, a quienes no podremos reconocer físicamente en este trabajo debido a los disfraces que se enfundan para dar vida a sus misteriosos personajes. Estos no son otra cosa que tres falsos conejos que se dedican a mantener conversaciones absurdas, intrascendentes y sin ningún tipo de sentido entre las paredes de una vieja, sombría y austera habitación que se convertirá en el único escenario que el espectador pueda presenciar. Un plano fijo durante toda la duración de la cinta, sobre un decorado y desde una técnica que comparten una inversión bajo mínimos, serán los elementos que servirán de escenario para mostrarnos a través de sus personajes la paranoica y extravagante maraña “guionesca” tejida por el propio Lynch en este producto que alterna la mística belleza de lo enigmático, llegando a resultar fascinante por momentos, con el rechazo que puede producir sobre el espectador una sencillez manifiesta y la irracionalidad de su guión y las escenas que se van desarrollando. Como en el arte, aquí puede pasar como en esas esculturas abstractas que para unos no significan absolutamente nada (una necedad o estupidez) y para otros son una cargada transmisión de sentimientos, un mundo que espera ser descrito.

Los actores mencionados en líneas superiores fueron “rescatados” por el realizador en el rodaje de su anterior trabajo, “Mulholland Drive” (2001). El único hecho que humildemente creo que puede empujarnos a ser partícipes de esta locura de proyecto es el de consumir esa droga que tan bien prepara David Lynch: la de su propia atmósfera. Sólo merece la pena verla (casi exclusivamente por los seguidores de este cineasta) para ser testigos de un ambiente lúgubre, agobiante, lleno de misterio y por momentos terrorífico, acentuado por los compases de Angelo Badalamenti, que en esta ocasión describe una breve partitura que se repite durante todo el metraje con una cargante pero envolvente melodía que alterna sus limitados compases con la inclusión de tétricas sirenas de barco. La atmósfera se funde con los diálogos vacíos de los personajes de la cinta, que al preguntarse algo entre ellos, son respondidos con una frase completamente fuera de contexto que en muchas ocasiones desemboca en risas enlatadas de un público irreal, fórmula también utilizada para presentar, mediante un efusivo aplauso grabado, a cada uno de los conejos cada vez que éstos entran en el cuartucho en el que dan forma a sus dementes situaciones. Una forma de ridiculizar o criticar esas cientos de series televisivas de Estados Unidos en las que sus protagonistas son aplaudidos desde un botón “Play” y sus gracias son de obligada carcajada pre-grabada.

(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sandro Fiorito
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