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España España · málaga
Voto de nachete:
6
Terror. Thriller A principios del siglo XIX, un joven oficial del ejército napoleónico es salvado de la muerte por una bella mujer que, a continuación, desaparece. Obsesionado con ella, el teniente, sigue sus huellas hasta llegar al remoto y solitario castillo del Barón Von Leppe (Boris Karloff), un lugar que esconde un terrible misterio. (FILMAFFINITY)
9 de septiembre de 2007
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Auspiciado por nombres clave del séptimo arte como Francis Coppola (todavía no utilizaba el Ford) en la producción y Monte Hellman en labores de ayudante de director, El terror se erige en un, a la postre, hermoso compendio visual y conceptual del género gótico que la literatura clásica ya se encargó de configurar a lo largo de toda su historia, pero pasóndolo, sin rubor, por el filtro de la serie B más alucinada y barata, logrando que forma y fondo convivan en tensión en un buscado juego de contrastes que hace de la hipérbole gráfica su mayor razón de ser.

Este repaso salvaje por la iconografía básica del género (un castillo en el borde de un acontilado, una tormenta, criptas, fantasmas que deambulan de noche...) contiene, pese a todo, una nada desdeñable carga de verdad, y es que hay mucho de Ed Wood en el esfuerzo de Corman por dotar a sus personajes de verdad trágica y humana, aunque sea recurriendo al trazo grueso y al talento de actorazos como Boris Karloff. Lo que importa es si el resultado final resulta atractivo, y este, pese a que su densidad estética y su omnipresente e histérica banda sonora puedan resultar cargantes, lo consigue.

O en otras palabras: Corman hace de un cuento que nos sabemos al dedillo (aunque con una agradable sorpresa final) una narración fascinantemente irreal, serie B psicotronica, casi arte y ensayo en clave trash, y lo hace únicamente convirtiendo un presupuesto irrisorio en un combinado de valientes y personales (esto es cine de autor, sin duda) respuestas visuales y narrativas que entusiasmarán a unos pocos e irritarán al resto. Porque esto es una tacada de cine indómito, y como tal merece ser aplaudido, aunque artísticamente jamás gane otro reconocimiento que nuestra secreta admiración como espectadores curiosos y desprejuiciados que somos (caso de Peter Bogdanovich, que en un acto de estajanovismo cultural se animó a reivindicarlo -a su modo- en El héroe anda suelto).

Lo mejor: la independencia de Corman.
Lo peor: sus evidentes excesos "artísticos".
nachete
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