Especie de perversión eurotrash de la mítica Ojos sin rostro, este fardón thriller terrorífico de Jess Franco mete en una coctelera trastornos físicos, sexo, médicos amorales y mucho y muy buen gore y lo agita todo a lo loco, sin sutilezas (hablamos de tío Jess), dando como resultado un pasatiempos ameno, sexy, grato y salvaje, de desarrollo más o menos bien medido y con un reparto sui generis que intercala prestigio (Stephane Audran), viejas glorias (Helmut Berger), eminencias "franconianas" (Howard Vernon) y bellas damiselas (Caroline Munro o Florence Guérin interpretándose a sí misma).

No me olvido de Brigitte Lahaie, inolvidable actriz porno francesa, que aquí viene a demostrarnos que a veces las matemáticas fallan: Jess Franco + pornstar = desnudos, ¿no? Pues nanai, que la Brigitte pasa muy mucho de enseñar pechuga, lo que no significa que no dé morbazo (que lo da). En cierto modo Los depredadores de la noche sorprende por ser uno de los títulos más clásicos y ortodoxos, menos locos y, sin duda, menos orientados a la vertiente sexploit de su autor de todos los que ha rodado. Es, también, uno de los mejores. No hay demasiado erotismo, pero sí ideas malvadas, sangre, suspense (el momento del taladro) y un par de lascivos cazadores nocturnos (Berger-Lahaie) que harán las delicias de los aficionados al cine de terror europeo más decadente y perverso.

Lo mejor: los momentos en el quirófano.
Lo peor: el prólogo no está a la altura del resto