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España España · Santiago de Compostela
Voto de charles:
9
Drama En una pequeña ciudad del Norte de Italia, vive apaciblemente una familia formada por los padres (Giovanni y Paola) y dos hijos adolescentes: Irene, la mayor, y Andrea, el pequeño. Giovanni es psicoanalista. En su consulta, situada al lado de su apartamento, sus pacientes le confían sus neurosis, que contrastan con la calma de su propia existencia. Su vida se rige por una serie de costumbres o aficiones: leer, escuchar música, aislarse ... [+]
14 de septiembre de 2005
83 de 91 usuarios han encontrado esta crítica útil
En La habitación del hijo (La stanza del figlio, 2001), última película hasta el momento de Nanni Moretti, se representa una tragedia humana de tal envergadura, la muerte de un hijo, que se hace dueña y señora de su primer visionado y, por lo tanto, de su núcleo argumental en la transmisión boca a boca del mismo.
Sin embargo, por lo que respecta a ese hecho, la película no ofrece nada nuevo: se muere un hijo y, de la misma forma que había un antes, habrá también un después. Es algo incomprensible, pues parece decirnos que la vida del hijo no valía nada, pero esto es algo que Moretti filma con meridiana claridad y a lo que no dedica más atención de la necesaria: el dolor de la familia, el sentido de culpabilidad por lo que pudo haber ocurrido para que esa muerte no ocurriese, la difícil digestión del consuelo religioso, la reflexión sobre lo inesperado…
¿A qué dedica, entonces, su atención? Pues nada más y nada menos que a la luz que esa muerte ofrece sobre la vida. Pero no se trata en este caso de una luz revalorizadora, de una luz que nos advierta de la fragilidad de la vida y, por tanto, del mimo que exige su disfrute. No. Se trata aquí de una luz indagadora, de una luz que al multiplicar por infinito la complejidad del ser humano es capaz de llevar la muerte al plano estrictamente individual, extirpando la tragedia de los corazones que se quedan para llevarla a una tierra de nadie, en medio de la vida misma.
La habitación del hijo se construye a partir de una metáfora central, que se enuncia en su título: la habitación del hijo es el corazón del hijo, el inaccesible reducto de intimidad de todo ser humano a salvo de los otros.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
charles
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