Nunca pensé que fuera a escribir esto: No me ha gustado “El amanecer del planeta de los Apes”.
Ya lo he dicho.

En la primera película cuentan una historia, una evolución, y se toman tiempo para hacerlo. Con detalle, cariño y haciendo que César nos importase a todos.

Ahora César se ha hecho adulto, y todo ha cambiado. Los simios han evolucionando y empiezan a deshacerse de su lado animal y se acercan peligrosamente a la inteligencia humana.

Pasan los años y la relación, comunicación y contacto entre especies se rompe y se pierde completamente. Los simios han seguido evolucionando y progresando. Mientras tanto, los humanos, dependientes de la energía, caen en un retroceso incontrolable.

En un momento dado vuelven a encontrarse y hay una mezcla se curiosidad y hostilidad por ambas partes. Acertadamente, gana la curiosidad y comienza un intercambio de cultura, de ideas y de integración. Pero pasa el tiempo y los Simios alcanzan una inteligencia ya muy superior a la humana por lo que las relaciones se ven alteradas por la diferencia que experimentan los grupos claramente desigualados.

Los simios comienzan a sentir deseos de saber el porqué los humanos no evoluciona, porqué ya casi no se entienden; así que comienzan a hacer pruebas y ensayos. Los resultados dejan clara la diferencia que se ha impuesto entre ellos. El virus que les hizo superiores acabó casi por completo con los humanos, y los que sobrevivieron sufrieron un efecto contrario al de los simios. Siendo este el resultado, tendrán que decidir si les conviene mantener a una raza inferior sabiendo que no habrá ningún beneficio.

¿Cuál será su lugar en el mundo?

FIN.

No, espera. Que esto es lo que estaba en mi cabeza.

Lo que en realidad pasa es que hay muchos tiros. Monos buenos. Monos malos. Gente buena. Gente mala.

FIN.