Mala a rabiar, con actores de tercera división, tiene los peores defectos del espagueti western, como la violencia absurda y gratuita, la falta de rigor y coherencia. Quién se cree por ejemplo, que tras cuatro años de guerra los confederados salgan con los uniformes impolutos, un insulto a la inteligencia del espectador vaya y por otra parte los indios que salen más patéticos no pueden ser, parecen un grupo de kinkis del barrio más bien. En resumen, con un guión penoso, llamarle western a esto es insultar al género.