Las vírgenes suicidas es una película con un poco de muchas cosas. Tiene un poco dulzura, de Romance, de vacío existencial, de historia adolescente, mucho de belleza, y un poco de magia que hace que cada vez que la veo, me atrape.
Sofia Coppola dejo ya aquí bien presente su sello personal que caracteriza su cine. Su delicadeza en cada plano, cada palabra, cada sentimiento, cada silencio, cada canción. Todo se ve envuelto por la belleza en sus imagenes y la acertada selección de la música.
En cuanto al reparto, todos correctos y algunos muy destacados. Por un lado la breve presencia de un actor al que siempre he admirado aunque no sea tan conocido por el gran publico, Michael Paré. Los recuerdos de su personaje son la historia en si.
Digamos que los personajes masculinos en esta historia, en pocas palabras, son casi meros adornos o juguetes en manos de los personajes femeninos, aunque en algun momento puede parecer lo contrario. Piensen en ello mientras recuerdan la gran actuación de James Woods como el padre de las chicas, que se ve achantado por la madre. También muy grande la presencia de Kathleen Turner. O el papel que juegan los chicos. Mencionar a Josh Hartnett en una de sus mejores actuaciones de lo que le he visto en su carrera.
Pero no nos olvidemos de las vírgenes suicidas, en concreto de la líder de las hermanas Lisbon, Lux. Una delicada flor interpretada por la bella Kirsten Dunst, en la que es su mejor actuación hasta la fecha.
Las virgenes suicidas es una historia minimalista, donde los personajes en según en que momentos carecen de importancia, y en otros lo son todo. La primera gran muestra de talento por parte de la hija del gran Francis Ford Coppola, y una opción recomendable para todos de acceder a ese mundo tan particular de la directora.