Si Dexter llegase a su fin en, hasta el momento, su última temporada (la 2ª), sería simplemente la serie perfecta. Sería una lástima, porque todos los que hemos disfrutado con cada segundo de su historia, con cada reflexión en off, con cada nota de su sublime BSO, con cada cara, cada gesto, cada mirada, cada gota de sangre, ansiamos tenerle de nuevo entre nosotros, y poder verle despertarse y seguir la rutina mañanera durante una nueva temporada, al menos (en Septiembre será una realidad), pero la verdad es esa, si todo hubiese terminado, estaríamos ante "La Serie". Y todo ello, en una época en la que gozamos de grandes series venidas del otro lado del Atlátinco, y que mantienen el listón de exigencia bien alto.

Basada en la novela de Jeff Lindsay, se me hace imposible conseguir convertir en imagen cada palabra de una manera mejor. Con todo, es cierto que no todo el reparto alcanza la perfección, incluso los hay que simplemente cumplen, pero las sensaciones que transmite Michael C. Hall cubren de sobra las posibles carencias que puedan apreciarse en cualquier otro aspecto. Y si a ello se le suma un ritmo idóneo, una excelente mezcla de la acción, las pausas, los momentos reflexivos y las transiciones, otras interpretaciones de alto nivel y la ya nombrada impresionante BSO, obtenemos como resultado una obra de arte.

Imprescindible su visualización en VOS (o simplemente VO para los afortunados que dominen perfectamente el inglés), ya que el doblaje español tira por tierra absolutamente, y de una manera casi ofensiva, todo lo dicho anteriormente.

Inevitable para todo amante de las series de calidad. El mundo se divide en los que hemos visto Dexter, y los que no. No recuerdo como se vivía en el otro bando, pero os aseguro que no quiero hacerlo. Vosotros sabréis en cual queréis estar.