Después de 15 años lejos del cine, Fernando Huertas ganó esta película el Premio al mejor director novel en los Goya y el del Público en el Festival de Huelva 2000.

Acierta sobre todo al integrar la amable frescura de las comedias costumbristas españolas de los 50, y con la introspección dramática de films recientes.

Esta opción, mejor resuelta como sainete que como drama social, se articula a través de un guión bastante bien trabado, unas interpretaciones dignas y una puesta en escena de desarrollo algo plano y final abrupto, pero con varios momentos de buena intensidad emotiva.

La quinielas fueron en este país, durante muchos años, la máxima ilusión para los jugadores empedernidos, sobre todo los que no tenían opción de jugar a las cartas. Un 5.