Nos enseñan y cuentan la vida del escritor Juan Rulfo, gente que lo conoció, algunos que convivieron con él, cuentan anécdotas mientras las imágenes nos llevan por algunos lugares de su Jalisco, donde nació y vivió durante años.

Aparece su viuda, Clara Aparicio Reyes, el escritor Juan José Arreola y el poeta Jaime Sabines quienes cuentan la forma en que lo conocieron y los momentos que compartieron con él. Casi me sobra el grupo de ancianos del pueblo de San Gabriel, en quienes.

Verdaderamente vemos el por, porqué del olvido al no me acuerdo. Como dice uno de ellos, lo malo no es morir, lo malo es llegar a viejo, y no acordarte de tu vida, solo inventar, recordar cosas muy lejanas, y cantar, eso no se nos olvida a nadie cuando llegamos a esas edades. Me ha producido una inmensa tristeza ver a este grupo, porque se los come la añoranza, se los ha comido la vida.

La cinta está llena de paisajes que parecen ser los que describió Rulfo en sus narraciones: cielos azules y crepusculares, nubosos y estrellados, montañas que se funden con las nubes y el cielo, cerros multicolores, sembradíos con trazos geométricos perfectos y tierras cuarteadas por la resequedad.

Sinceramente, la película tiene mucho mérito, sin duda, pero a mí no me ha gustado, no la volvería a ver, y desde luego, si la dirigiese, no la haría de esta manera, con esos primeros planos de los abuelos dementes, con esas bocas tan gastadas como sus propios cerebros. Más que un homenaje a la vejez es un martirio, una ofensa. Un 4.