Es principio de siglo XIX para una acaudalada y acomodada familia londinense, un matrimonio cuya mujer prepara las invitaciones para la fiesta de Fin de Año, el hijo mayor, miitar y admirador del mayor peligro para la humanidad, Napoléon Bonaparte, que quería gobernar el mundo, el 2º hijo, un vago de cuidado, un pensador con buenos modales, un 3er hijo adolescente, el único que parece tener sentimientos y corazón, y un bebé que no habla. El marido, un padre que ve como sus hijos se van a convertir en unos mojigatos, unos seres que no sobrevivirán a la Europa que él espera, y rumiando la idea durante mucho tiempo, decide vender todas sus propiedades y buscar otra vida en las Antípodas. El barco naufraga, todo la familia se ve en una isla, ellos solos, aunque con bastante enseres recuperados en el naufragio, el padre es feliz con esa situación, es algo que él buscaba que ocurriera sus firmes convicciones religiosas le aferran a esa vida convencido de que ayudará a la familia. Y esa es la peli, una lección de vida, porque allí a todos les va a tocar hacer cosas jamás pensadas par ellos, y todos van creciendo en todos los sentidos para satisfacción del duro padre, una figura que al espectador le puede generar muchas dudas. Nobleza y valor se le atribuyen, pero tambien una dosis elevada de machismo por cómo decide él por todos, pero sobre todo por su mujer, la persona a quien más le cuesta la adaptación, y que incluso hace tambalear el amor que les rodeaba. Al final esperas que se acerque un barco, y algo asi ocurre, pero el final no es ni mucho menos el esperado. Lo dejo para el spolier.