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España España · Barcelona
Voto de David MS:
8
Terror Cuatro enfermos mentales se escapan de un centro para locos furiosos y provocan una previsible ola de crímenes y barbarie. (FILMAFFINITY)
20 de diciembre de 2013
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Debut en la pantalla de Jack Sholder, realizador experimentado en el campo del cine de terror al que se le recuerda por películas como Pesadilla en Elm Street 2: La Muerte de Freddy (1985) y Hidden: Lo Oculto (1987). Tanto estas dos como Solos en la Oscuridad (1982) son producciones de New Line Cinema, entonces una pequeña productora enfocada al cine de terror de serie B, en la actualidad la encargada de traer a las pantallas cada nueva entrega de El Señor de los Anillos o El Hobbit, para que se vea como ha cambiado con los tiempos.

Los protagonistas de Solos en la Oscuridad son Dwight Schultz (Murdock en El Equipo A), Martin Landau, Jack Palance (1920-2006), Donald Pleasance (1919-1995), Lin Shaye y Elizabeth Ward, sin continuidad alguna en cine pero ganadora de un premio a mejor actriz en el Festival de Cinema Fantàstic de Sitges de 1983. Una aclaración, el título original es Alone in the Dark, pero nada tiene que ver este film con los posteriores videojuegos ni con las adaptaciones de ellos que hizo Uwe Boll.

Cuatro maniacos (Palance, Landau, Phillip Clark y Erland Van Lindt) escapan de un manicomio y se presentan en casa de la familia de su nuevo psiquiatra, el Dr. Dan Potter (Schultz), con intenciones de matarle porque se piensan que ha obtenido el puesto matando al anterior doctor que les trataba. Así de chiflados están.

El visionado de Solos en la Oscuridad me ha recordado a dos de las primeras películas de unos de mis directores favoritos, John Carpenter. A La Noche de Halloween (1978), ambas pertenecientes al subgénero slasher -pelis de psicópatas acuchilladores de adolescentes-, las dos con la presencia de Donald Pleasance. La otra película es Asalto a la Comisaria del Distrito 13 (1976); el tercer acto es el asedio de los cuatro criminales a la casa donde se refugian los protagonistas, repitiéndose situaciones como la ausencia de electricidad y el corte de las líneas telefónicas -porque así lo han querido los villanos-. La música con sintes también trae en mente al mismo Carpenter y cualquiera de sus producciones de los setenta.

Solos en la Oscuridad es una pequeña joya del cine de terror, nada recordada pese a ser superior a muchas otras producciones similares que han pasado a la posteridad -Viernes 13-. Los cuatro villanos son estupendos, cada uno sería incluso válido en un film en solitario, pero aquí están juntos y cada uno tiene su personalidad propia. Muertes violentas a cuchilladas sin escatimar en sangre y brutalidad, mostrado por el objetivo de la cámara sin censura alguna. Excelentes Jack Palance, Martin Landau y en especial Phillip Clark, el hemofílico que no puede ver la sangre pese a que no para de matar.

En el bando opuesto se encuentra el convincente Dwight Schultz, que en la media hora final se convierte en el héroe de la función, cuando más peliagudas se ponen las cosas en su casa. Una media hora final que es ejemplar en provocar tensión en el espectador, con un susto para el recuerdo, una agradable sorpresa de guión, y un clímax y epílogo bien pensados que dejan con muy buen sabor de boca. Propuesta notable esta Solos en la Oscuridad.
David MS
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