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España España · Sevilla
Voto de Seldon:
3
Drama Weronika vive en Polonia y tiene una brillante carrera como cantante, pero padece una grave dolencia cardíaca. En Francia, a más de mil kilómetros, vive Véronique, otra joven idéntica que guarda muchas similitudes vitales con ella, como su enfermedad y su gran pasión por la música. Ambas, a pesar de la distancia y de no tener aparentemente ninguna relación, son capaces de sentir que no están solas. (FILMAFFINITY)
18 de noviembre de 2013
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Krzysztof Kieslowski es uno de esos directores de Europa del este (Polaco por más señas) que hace películas poéticas, pausadas, trascendentes, melancólicas, que ganan siempre en los festivales de cine…[1]

Antes de ver esta película, yo no era neófito en la materia, ni mucho menos. Cuando se estrenó hace ya 20 años pasé por taquilla a ver Azul.[2]

Y luego seguí devorando las otras dos partes de su magna trilogía de los colores.[3]

Pero no quedó ahí la cosa. En un ataque de intrepidez y afán de culturizarme, me hice con El Decálogo, y una tras otra, me las vi, las 10.[4]

De ellas me llamaron la atención las partes 5 y particularmente la 6, y me enteré de que el propio director las había expandido y las había re-hecho como sendas películas.[5]

Así que, ávidamente, también me vi No matarás, y sobre, todo No amarás.[6]

Y hasta aquí llegué. Ahí me quedé.[7]

El siguiente paso lógico era La doble vida de Verónica.
La película es la historia de dos mujeres, Weronica en Cracovia y Veronique en París, muy parecidas, una pianista y cantantes de ópera, la otra profesora de música, que no se conocen entre ellas, pero que llevan existencias casi paralelas.[8]

Pero no se puede juzgar esta película sólo por su argumento.[9]

Tiene una atmósfera etérea e irreal, con una fotografía en tonos ocres y verdosos, haciendo un uso magistral de la luz…[10]

Y una magnífica música (operística) que está siempre presente (un poco como pasaba en Azul) y que se va repitiendo en las dos historias a lo largo de la película.[11]

El guión se centra en los silencios y en las elipsis para mostrar de los sentimientos íntimos de las protagonistas, sus temores, inseguridades y ansiedades.[12]

Con un ritmo cadencioso, pausado y melancólico vamos viendo como las dos Verónicas se sienten mutuamente, sin conocerse, como si llevaran existencias paralelas y estuviesen predestinadas.[13]

Parece que esta película es un prólogo, enigmático, lírico, misterioso a la trilogía de los colores posterior, que se desarrolla delicadamente con aires de cuento que trasciende lo etéreo y lo ultraterreno, en una comunión casi mística con lo inexplicable. Está llena de alegorías visuales que se intuyen más que se comprenden.[14]

Coincidencias inexplicadas y fortuitas (como la de la foto, en la que Veronique, turista de vacaciones en Polonia, fotografía por casualidad a Weronica) ven tejiendo una historia poética llena de metáforas, como la de la marioneta bailarina que con una pierna rota que se convierte en mariposa.[15]

Resulta difícil juzgar y puntuar una película de este estilo, basada más en pequeños detalles, en sutilezas (¡ese final tocando el viejo árbol!) en coincidencias fortuitas,… que en un argumento y una historia.[16]

Más en:http://el-pobre-cito-hablador.blogspot.com.es/p/cine.html
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Seldon
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