Es un placer escribir la crítica de lo que en mi humilde opinión, considero la mejor serie médica de la historia. Lo siento por Grey´s Anatomy, Dr.House, ER o Private Practive, pero no pueden siquiera ser comparadas con la serie creada por Ryan Murphy, un tipo que ha impuesto su pequeño imperio en la tv (ya tiene 3 hits televisivos: Nip/Tuck, Glee y American Horror Story) digamos que disputándose el puesto de “Steven Spielberg de la pantalla chica” con el también influyente J.J Abramas (creador de Lost, Alias, Fringe y Alcatraz). Disculpen si mi crítica es larga, pero creo que vale la pena hacerle justicia a una serie que solo puede calificarse de obra maestra.
No digo que Grey´s Anatomy O ER sean malas, para nada que lo son (de hecho las he seguido en algunas ocasiones), sin embargo hay una división clara entre una serie que ofrece un buen entretenimiento pero se queda simplemente como una serie bastante efectiva, a una serie que va más allá del entretenimiento y rompe esquemas, incluso ganándose un buen puñado de detractores, llevando al público a lugares que pocos show televisivos han accesado. Para empezar Nip/Tuck no es una serie de entretenimiento, es tremendamente divertida, pero más que un entretenimiento agradable, es un programa que puede resultar deprimente. Un show duro de ver y que es capaz de sacudirte las entrañas, tanto por sus escenas gore como por sus extremistas pero a la vez creíbles diálogos, que incluso golpean la autoestima del público y exponen sin tapujo alguno, lo mejor y peor de la naturaleza humana.
Incluso uno podía quedar un poco deprimido o al menos asqueado después de visualizar un capítulo de Nip/Tuck y esto porque aquí los villanos no eran una casa embrujada, un grupo de terroristas o una entrenadora de un grupo de porristas, sino el mismo ser humano en su más oscura faceta. Aquí los protagonistas estaban lejos de ser perfectos, eran personas con problemas y temores reales, varios de ellos sumergidos en una crisis que los llevaba a cometer situaciones extremas, para luego arrepentirse y refugiarse en la rendición.
Sus problemas eran retratados de una manera crudísima pera a la vez real. A pesar de que hay capítulos duros de ver y que te dejan desbastado, también los hay con un mensaje de optimismo y con una vibra de esperanza que te hacía creer que la voluntad y la fe eran incluso más poderosos que cualquier operación quirúrgica. Esta era una serie de personajes y la medicina quedaba en un plano bastante secundario, siendo la encargada de diseccionar a esos personajes y dejarlos al desnudo, mostrarlo en su más pura esencia, para comprenderlos después de haber hecho algo terrible, para cicatrizarlos y darles una lección de vida que incluso se quedaba en la memoria del público, para luego lanzarlos a ese mundo que, según palabras de los mismo protagonistas, la belleza, riqueza y el bótox dominan. Algo que hizo destacar a este programa de otros fue el ser un show con firma propia y que no le importaba desafiar las reglas y provocar a ciertos sectores de la población con temas bastante polémicos y que son considerados tabú para muchas personas.