Flojo spaguetti western en el que el protagonista, George Martin en su primer spaguetti western, interpreta al típico pistolero que intenta poner orden en un pueblo, Golden Hill, dominado por un cacique local.
Durante el camino, Martin, se encuentra con dos mujeres con las que la película establece un triángulo amoroso.
Las mujeres son la dueña del salón del pueblo, interpretada por Katia Loritz y la propietaria de una mina con el rostro de Adriana Ambesi.

Estamos ante un spaguetti western insulso, que en ningún momento consigue engancharnos con unas peleas y tiroteos que dejan bastante que desear y el director, Ignacio Iquino, no logra en ningún momento crear algo de tensión o suspense.
Tampoco ayuda demasiado la floja ambientación, las escenas en el rancho, según he leído en el estupendo blog 800 spaguetti westerns, están en realidad rodadas en un chalet en Castelldefels que era propiedad del director.

En el apartado interpretativo, destacar al protagonita, George Martin, quien ya muestra buenas maneras y que acabaría siendo uno de los rostros habituales en el género.

En conclusión , spaguetti western que me ha dejado un poco frío. Un 4