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Voto de caballero blanco:
8
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12.694
Romance. Drama
Desde que se conocieron en 1912, Jules (Oskar Werner) y Jim (Henri Serre) se hicieron amigos tan inseparables que se enamoraron de la misma mujer (Jeanne Moreau). Uno de ellos se casa con ella. Obra muy representativa del cine francés de los sesenta, que constituye un canto al amor y la pasión. (FILMAFFINITY)
13 de agosto de 2010
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jules y Jim son dos amigos entrañables. Auguran y encarnan la Belle Époque de una manera algo ingenua -Truffaut, más bien-, la de los 20, la de los 60; se intercambian los sombreros, la mujer, juegos, carreras, otra vez ingenuos o deliberadamente mal trazados ejercicios literarios, sonrisas, obuses..., sin derrota ni cansancio apenas. De un modo ágil, risueño, verdadero, por qué no.
Podrían ser Bouvard y Pécuchet en ligero o Sancho y Quijote, pero no, porque prácticamente no son literarios y corren por la campiña.
Visto desde hoy, Oskar Werner, si no quema libros se dedica nostálgicamente -desde hoy- a escribir otros sobre libélulas, con su rostro de Mozart, con su hija en el regazo, en un pueblo que no conoce la Historia -venga esa mayúscula- ni se ve, sólo conoce el Amour, el amour truffautiano -yeah.
Pero lo cierto es que la Nouvelle Vague y alrededores, caso de que exista -que existe- y que sea lo que sea y tenga vallas electrificadas o no, es un soplo de aire fresco -no digo para el Cine, digo para el espectador, sobre todo de hoy, a través del Cine-, es una delicia o es un descanso, un pensamiento sin trabas, que sí, aire megafresco, luz natural diurna en este caso pero también nocturna siempre libre etcétera.
No digo nada original ni nuevo.
Da gusto ver estas cosas. Francia te ensancha el pecho. Sean como sean los finales o los argumentos -a veces hasta casi es lo de menos. Francia es eterna.
Podrían ser Bouvard y Pécuchet en ligero o Sancho y Quijote, pero no, porque prácticamente no son literarios y corren por la campiña.
Visto desde hoy, Oskar Werner, si no quema libros se dedica nostálgicamente -desde hoy- a escribir otros sobre libélulas, con su rostro de Mozart, con su hija en el regazo, en un pueblo que no conoce la Historia -venga esa mayúscula- ni se ve, sólo conoce el Amour, el amour truffautiano -yeah.
Pero lo cierto es que la Nouvelle Vague y alrededores, caso de que exista -que existe- y que sea lo que sea y tenga vallas electrificadas o no, es un soplo de aire fresco -no digo para el Cine, digo para el espectador, sobre todo de hoy, a través del Cine-, es una delicia o es un descanso, un pensamiento sin trabas, que sí, aire megafresco, luz natural diurna en este caso pero también nocturna siempre libre etcétera.
No digo nada original ni nuevo.
Da gusto ver estas cosas. Francia te ensancha el pecho. Sean como sean los finales o los argumentos -a veces hasta casi es lo de menos. Francia es eterna.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
En esta película en concreto y en bastantes otras de este aéreo estilo marino como Tirez sur le pianiste, A bout de souffle -ésta va aparte-, desde mi punto de vista el guión da lo mismo en el sentido de que no hay que interpretarlo ni tomarse nada en serio. Que si el amor es tal, que si cual. Igual en la fecha de su estreno importaba más, no sé.
Por ahí se lee:
"Jules et Jim exhala un contundente halo de clasicismo que, en más de una ocasión, puede remitir al mismísimo Max Ophüls. Y este puede ser, sin ningún género de dudas, uno de las mayores problemas de la película de Truffaut: la imposibilidad de conjugar los parámetros transgresores de la Nouvelle Vague [(contradicciones de Truffaut con su "Una cierta tendencia del cine francés")] con la mirada puesta en el clasicismo. O, incluso, su inversa. Truffaut construye un puente entre la ortodoxia cinematográfica tradicional y la heterodoxia destructiva del movimiento francés. El resultado queda oscilante entre ambos, sin adherirse a ninguno de ellos, perjudicando el resultado de una pieza arriesgada pero no totalmente complaciente." [Fuente: http://www.miradas.net/2005/n35/estudio/julesetjim.html]
¿Movimientos? Se puede comprender hasta cierto punto... Aunque yo creía que cada película era una sola. Luego ya los espectadores y las filmotecas y la Fnac las juntábamos. En packs y eso...
¿Pero de qué narices estamos hablando?
Por ahí se lee:
"Jules et Jim exhala un contundente halo de clasicismo que, en más de una ocasión, puede remitir al mismísimo Max Ophüls. Y este puede ser, sin ningún género de dudas, uno de las mayores problemas de la película de Truffaut: la imposibilidad de conjugar los parámetros transgresores de la Nouvelle Vague [(contradicciones de Truffaut con su "Una cierta tendencia del cine francés")] con la mirada puesta en el clasicismo. O, incluso, su inversa. Truffaut construye un puente entre la ortodoxia cinematográfica tradicional y la heterodoxia destructiva del movimiento francés. El resultado queda oscilante entre ambos, sin adherirse a ninguno de ellos, perjudicando el resultado de una pieza arriesgada pero no totalmente complaciente." [Fuente: http://www.miradas.net/2005/n35/estudio/julesetjim.html]
¿Movimientos? Se puede comprender hasta cierto punto... Aunque yo creía que cada película era una sola. Luego ya los espectadores y las filmotecas y la Fnac las juntábamos. En packs y eso...
¿Pero de qué narices estamos hablando?