Tenía mucha curiosidad por esta película desde que supe que estaba basada en una novela de Rafael Azcona, padre de cintas como ‘’El pisito’’, ‘’El verdugo’’, ‘’El cochecito’’, ‘’Plácido’’, ‘’La lengua de las mariposas’’, ‘’El anarcoreta’’, ‘’Tamaño natural’’ y un largo etcétera…. La aparición de actores de la talla de Raúl Arévalo y Juan Diego Botto también prometía un buen resultado.


La cinta se puede dividir en dos partes bien diferenciadas. Por un lado, tenemos el inicio del verano, que se presenta con el viaje a Ibiza de dos amigos, Antonio y Miguel. Mientras el primero es una especie de playboy adinerado y oportunista que vive de su padre y tiene la vida solucionada, el segundo parece un joven tímido, soñador y humilde. Ambientada a finales de los años 50, Antonio y Miguel eran unos de tantos turistas españoles que viajaban a Ibiza para desinhibirse y olvidar la norma social de una España franquista, conservadora y católica. Querían aparentar una libertad y unas ideas progresistas fingidas para poder relacionarse de forma adecuada con otros turistas, especialmente con mujeres. La aparición de la francesa Odette(interpretada por Stéphane Caillard) marca una separación en las relaciones de los dos amigos. Para Antonio parece una conquista más, sin embargo, Miguel se enamora perdidamente de ella. O eso creemos en un principio.


La primera parte de la cinta es un poco irregular. Asistimos a un par de fiestas y nos dejamos embelesar por los paisajes de Ibiza que como a sus protagonistas nos hacen deambular de un lado a otro. Cuesta un poco dejarse atrapar por la historia porque en ningún momento sabemos hacia donde se dirige el rumbo de lo que se nos quiere mostrar. No obstante, la segunda parte que enmarca el final del verano nos recuerda que lo que estamos visualizando es una novela de Rafael Azcona con muy mala baba y grandes dosis de mala leche. Porque al final ‘’Los europeos’’ no deja de ser una cinta extremadamente critica que lanza sus reproches hacia una sociedad que fingía ser aperturista de puertas para fuera pero que en el fondo no dejaba de ser una sociedad reprimida, ligada a ideas fuertemente conservadoras y profundamente católica. De este modo, los dos amigos sufren una gran evolución a lo largo de la cinta. Al principio es Antonio quien nos resulta despreciable y ruin, pero más tarde Miguel acaba por abandonar esa imagen cercana y casi amigable que nos mostraba desde un principio y se convierte en un personaje aún más despreciable que su amigo.


La cinta de Víctor García León consigue un resultado bastante decente en su recorrido y cumple con creces su cometido inicial. Muy recomendable, como muestra de la doble moral y la hipocresía imperantes en la época en la que se ambienta. Visualmente resulta muy atractiva, con unos paisajes evocadores y una fotografía bella y acertada.