Más que interesante es este producto casi inaccesible, ya que solo lo he podido ver por canal + y en internet es, diría yo, casi imposible de encontrar. Y es, como casi todas las cosas que huyen de la fama, una pequeña joya. Es divertida, cae sin disumulo en el patetismo más sonrojante, pero la verdad es que funciona. Son 6 episodios, poca cosa, fáciles de engullir y de disfrutar. Y con cameos buenísimos como el de Juan Manuel de Prada.
En mi el título de mi crítica la comparo con la serie Larry David (sin ella, esta probablemente no existiría), pero mientras la americana cuenta los problemillas y malentendidos del productor norteamericano en su (cómoda) vida cotidiana, esta se centra en las miserias de un actor en lo más bajo de su carrera, sin escatimar críticas al mundo de la televisión y el cine, y sin tampoco dejar de reconocer lo pésimos que han sido los últimos proyectos emprendidos por Jorge Sanz. Todo ello desde un punto de vista humorístico, sí, pero sin dejar a un lado lo triste que resulta haber sido alguien y hoy no ser nada.
Concluyendo, aún sin poder saber cuánto de verdad hay en esta miniserie y cuánto de ficción, tenemos ante nosotros una estupenda comedia que nos enseña a reírnos de nosotros mismos y que, lo que al final es lo importante, entretiene y gusta. A mí Sanz y Trueba me han convencido.

Un apunte: la pieza principal de Darren Hayman, perfecta.