Ópera prima de la directora Carla Simón, donde recuerda y se inspira en su propia infancia. El verano del 93 cuando perdió a su madre. Es una bella película. Sencilla, minimalista y muy bien medida en su realización, casi impecable. Hay una gran contención en todo el filme y el final es muy bello, descorazonador y perfecto. Cuenta como una niña, Frida, debe mudarse con su tío y su familia, por haber perdido a sus padres, quienes murieron a causa del virus del Sida. Aunque eso nunca se nos dice directamente, la directora escoge narrar desde la perspectiva de la niña, por lo que a veces sólo sabemos lo que ella sabe, lo que ella percibe, pero la directora también sugiere mucha información en sus escenas, desde susurros y gestos. Rodada con gran pulso, gran sensibilidad, delicadeza, y a la vez crudeza, por lo que vemos que a pesar del tema nunca cae en sentimentalismos baratos y facilistas, y se siente el corazón, la nostalgia, y la humanidad con la que fue concebida. Una bella y dura introspección a la niñez, a la infancia, al duelo y a la crueldad. Tiene momentos incómodos, que seguramente no gustará a los muy conservadores, pero se agradece su sinceridad y compromiso en abordar la historia. La niña protagonista, Paila Artigas, es estupenda, y resiste el peso de la película. Un gran debut, y fue la película escogida por España para los Premios Oscar.

Frases y diálogos de la película:
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