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Acción. Drama. Thriller
Tetsu, un miembro de rango medio de la yakuza, es traicionado por sus superiores y su hermano menor le salva la vida. Juntos huirán a Manchuria, donde intentarán vivir una vida pacífica, pero el pasado, como ese tatuaje oculto debajo de la camisa, volverá para cobrarse las facturas impagas. Influyente film sobre yakuzas cuya secuencia final fue homenajeada por Quentin Tarantino en Kill Bill Vol 1.
5 de abril de 2009
19 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seijun Suzuki, además de famoso actor en su tierra natal, fue un prolífico y controvertido director japonés de serie B en los 50 y 60 que fue adoptando gradualmente un estilo visual impactante y heterodoxo, y sobre todo narrativamente surrealista, ganándose sonados desencuentros con sus productores, la compañía Nikkatsu.
En Tattooed Life nos encontramos ante una típica película de samuráis (yakuzas en este caso) japonesa en que toda la acción está aislada y confinada en los últimos minutos de la película.
Puedo citar Yojimbo, Samurai Rebellion, la reciente trilogía del samurái de Yamada o incluso la norteamericana Yakuza de Pollack, y las que me dejo y me quedan por ver…
Algunas más y otras menos, pero todas tienen en común el dejar para el final casi todo el peso de la acción, convirtiéndose el resto de la película en un constante preliminar y preparativo de la inevitable catarsis de violencia final.
Pero algo diferencia a esta película, y es que visualmente es un portento, y muy moderna teniendo en cuenta que es de 1965 (si me dicen que es de finales de los 70 me lo creería, y aún así diría que es sorprendentemente moderna), y no sólo por la parte de acción final, toda la película de principio a fin está salpicada de pequeños momentos, secuencias en movimiento de gran dinamismo o planos estáticos de inusitada belleza, tanto por el uso de la cámara como por los decorados y exteriores.
Se nota mucho que Suzuki ante todo quería probar cosas, romper convenciones y academicismos en el lenguaje visual y cinematográfico, sin olvidar que era un director de serie B que tenía que dar al público lo que pide, su sello está en impactarles para mantenerles entretenidos.
Porque lo que es el tratamiento de la historia y los personajes, es donde vemos que esta película no raya a la altura de otros clásicos de drama/aventuras como algunos de los citados más arriba de Kurosawa o Kobayashi. La trama y su desarrollo, eso sí, no es surrealista, como lo serían obras posteriores de Suzuki, sino muy convencional.
(sigo en spoiler)
En Tattooed Life nos encontramos ante una típica película de samuráis (yakuzas en este caso) japonesa en que toda la acción está aislada y confinada en los últimos minutos de la película.
Puedo citar Yojimbo, Samurai Rebellion, la reciente trilogía del samurái de Yamada o incluso la norteamericana Yakuza de Pollack, y las que me dejo y me quedan por ver…
Algunas más y otras menos, pero todas tienen en común el dejar para el final casi todo el peso de la acción, convirtiéndose el resto de la película en un constante preliminar y preparativo de la inevitable catarsis de violencia final.
Pero algo diferencia a esta película, y es que visualmente es un portento, y muy moderna teniendo en cuenta que es de 1965 (si me dicen que es de finales de los 70 me lo creería, y aún así diría que es sorprendentemente moderna), y no sólo por la parte de acción final, toda la película de principio a fin está salpicada de pequeños momentos, secuencias en movimiento de gran dinamismo o planos estáticos de inusitada belleza, tanto por el uso de la cámara como por los decorados y exteriores.
Se nota mucho que Suzuki ante todo quería probar cosas, romper convenciones y academicismos en el lenguaje visual y cinematográfico, sin olvidar que era un director de serie B que tenía que dar al público lo que pide, su sello está en impactarles para mantenerles entretenidos.
Porque lo que es el tratamiento de la historia y los personajes, es donde vemos que esta película no raya a la altura de otros clásicos de drama/aventuras como algunos de los citados más arriba de Kurosawa o Kobayashi. La trama y su desarrollo, eso sí, no es surrealista, como lo serían obras posteriores de Suzuki, sino muy convencional.
(sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Sin ser gran cosa, tampoco está mal para ser sinceros. El protagonista, Tetsu, queda convincente en el papel de hermano mayor, protector y responsable, que se ha encomendado la tarea de cuidar de su hermano pequeño, con vocación de artista, y sacrificarse por ofrecerle un futuro más prometedor que el de yakuza.
También queda convincente la chica caprichosa y mimada, de arrebatadora sonrisa, que se enamora de Tetsu. Y no puedo olvidarme de mencionar a ese grupo de obreros japoneses, que acogen a los hermanos protagonistas, y les vemos actuar repetidamente en coro, muy bien dirigidos y bastante graciosos.
Las 3 o 4 canciones japonesas con voz femenina que adornan varios momentos del metraje son también todo un regalo para el oído.
Pero poco más, el problema de la película está en que pese a durar tan sólo 85 minutos, se puede hacer larga y aburrida debido a toda la parte intermedia, que llega a ser en varios momentos reiterativa y redundante, no aportando gran cosa al desarrollo de personajes ni de la trama. Y es que, por mucho que me pese, empezando y terminando a gran altura, la historia no termina de atrapar en toda esa hora que separa el principio del final.
Tampoco es una película donde aprender algo reseñable sobre la cultura e idiosincrasia yakuza, pese a lo que uno podría pensar al ver los créditos iniciales con la cámara enfocando varios torsos tatuados. A eso y un precioso vestuario (la película está ambientada en los años 20 por cierto, inicios de la Era Showa en Japón) se reduce básicamente la descripción de los yakuza en esta película.
Para los fans de Suzuki, Tattooed Life viene a ser lo que sus otras películas más famosas y menos racionales hubieran sido de tener una narrativa más tradicional, y ello no les convence, pues no deja de ser una obra menor del director, interesante tan sólo por contribuir a cimentar el estilo visual Suzuki que daría nacimiento a sus otras obras más veneradas como Branded to Kill o Tokyo Rift.
Pero hay que reconocerle el mérito, es este tipo de películas en las que uno puede ver ese poso de influencias que daría forma al manga y anime posterior. El lenguaje visual y todo el apartado estético es magnífico. Tampoco sorprende que esta sea una más de la larga lista de películas que Tarantino copió/homenajeó para hacer Kill Bill.
Nota: 6,5.
También queda convincente la chica caprichosa y mimada, de arrebatadora sonrisa, que se enamora de Tetsu. Y no puedo olvidarme de mencionar a ese grupo de obreros japoneses, que acogen a los hermanos protagonistas, y les vemos actuar repetidamente en coro, muy bien dirigidos y bastante graciosos.
Las 3 o 4 canciones japonesas con voz femenina que adornan varios momentos del metraje son también todo un regalo para el oído.
Pero poco más, el problema de la película está en que pese a durar tan sólo 85 minutos, se puede hacer larga y aburrida debido a toda la parte intermedia, que llega a ser en varios momentos reiterativa y redundante, no aportando gran cosa al desarrollo de personajes ni de la trama. Y es que, por mucho que me pese, empezando y terminando a gran altura, la historia no termina de atrapar en toda esa hora que separa el principio del final.
Tampoco es una película donde aprender algo reseñable sobre la cultura e idiosincrasia yakuza, pese a lo que uno podría pensar al ver los créditos iniciales con la cámara enfocando varios torsos tatuados. A eso y un precioso vestuario (la película está ambientada en los años 20 por cierto, inicios de la Era Showa en Japón) se reduce básicamente la descripción de los yakuza en esta película.
Para los fans de Suzuki, Tattooed Life viene a ser lo que sus otras películas más famosas y menos racionales hubieran sido de tener una narrativa más tradicional, y ello no les convence, pues no deja de ser una obra menor del director, interesante tan sólo por contribuir a cimentar el estilo visual Suzuki que daría nacimiento a sus otras obras más veneradas como Branded to Kill o Tokyo Rift.
Pero hay que reconocerle el mérito, es este tipo de películas en las que uno puede ver ese poso de influencias que daría forma al manga y anime posterior. El lenguaje visual y todo el apartado estético es magnífico. Tampoco sorprende que esta sea una más de la larga lista de películas que Tarantino copió/homenajeó para hacer Kill Bill.
Nota: 6,5.