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Reino Unido Reino Unido · Londres
Voto de afrancesado:
7
7,2
355
Documental Documental sobre el rodaje de la trilogía "El Padrino" de Francis Ford Coppola. Contiene las discusiones con Mario Puzo sobre el guión, la elección del extenso reparto, las decisiones tomadas con Gordon Willis y Nino Rota, la entusiasta recepción del público y de la crítica, las conclusiones a las que llegaron todos los responsables veinte años después... (FILMAFFINITY)
30 de enero de 2013
18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Existen los 'making of' rutinarios, promocionales y aquellos 'making of' que se mojan, que afloran detalles e indagan en las parcelas más delicadas y de más enjundia de una producción cinematográfica. Personalmente encuentro más sabrosos aquellos que profundizan en la escritura (y reescrituras) del guión y en el casting de actores (la selección, las pruebas, los ensayos, la relación entre actores y director, etc...)

Este documental es de los que se moja con El Padrino I, y al mismo tiempo es puro material promocional de El Padrino III. Lógico si miramos que el año de su estreno y del documental coinciden, 1990. De El Padrino II se habla poco, mayormente de su famoso montaje en paralelo.

En el caso de El Padrino I al ser una adaptación no tiene mucha miga hablar del guión. Es sabido que Hollywood estaba en la peor crisis de su historia, la Paramount tenía los derechos de una novela todavía sin publicar, y querían un director italoamericano para hacer rápido una película medio barata sobre la mafia. A Coppola le costó aceptar el proyecto, y siempre lo vio como un trabajo de encargo, un profesional que pone su mejor empeño y habilidades al servicio de una adaptación.

Aunque cada vez le ve más interés al hecho de hacer protagonista absoluto a una familia, desde sus protagonistas hasta los invitados a una boda. Ese enfoque hará que el público medio pueda sentir una gran cercanía e identificación; aunque se dediquen al crimen se comportan como una buena y tradicional familia. Si además le añadimos un toque costumbrista y folclórico, en un país lleno de minorías desarraigadas, el resultado sería un efecto espectacular sobre la mentalidad americana, después de El Padrino por primera vez se podía estar orgulloso públicamente de tener orígenes extranjeros.

Despojada de sus grandes temas y el disfraz de la cultura italoamericana, la trama es simple: una historia de sucesión, de un rey con tres herederos. Coppola no esconde su admiración hacia Shakespeare, y en El Padrino además de puro cine hay reminiscencias de la tragedia y el teatro. No es casualidad que guste tanto cuando los temas de herencias y sucesiones ya se encontraban entre los más recurrentes de la mitología griega, han obsesionado a los hombres desde hace miles de años, y no en vano han articulado sus sistemas legales, económicos y sociales.

Y entonces la novela se convierte en un éxito inesperado y sensacional, y pone todo el peso sobre los hombros del director. Ahora los productores miran con lupa el proyecto y les parece una mala apuesta un director sin experiencia con grandes producciones. Sus temores se confirman cuando les presenta los actores que tiene en mente. La estrella conflictiva y caída en desgracia Marlon Brando, y un puñado de actores jóvenes y desconocidos…

Sin duda son premonitorias las enormes dudas de los ejecutivos respecto de Al Pacino, quien se sabía con un pie y medio fuera durante el rodaje. Era soso y aburrido, querían a Robert Redford. Quizás no entendieron que Michael no es el protagonista hasta que las circunstancias le obligan a serlo. Esa es su historia dentro de la película, esa es la relación de su personaje con su familia, pasa de estar fuera a estar dentro, se ve en la puesta en escena, de estar sentado a un lado, apartado, mientras Sonny, Tom y Clemenza discuten y planean, a acabar más tarde en el centro y presidiendo.

En el rodaje todo cambió a partir de la escena del encuentro con Sollozzo en el restaurante, los productores por fin dejaron en paz el tema Pacino. Todo cambia también en la trama con esa escena, durante los primeros 30-40 minutos, el protagonista es Vito (Brando), luego Sonny y poco a poco Michael actúa y toma la iniciativa (incluso en Sicilia saborea los dulces del estatus y el poder, toma lo que se le antoja, de querer ser complacido por los demás). Finalmente Michael “heredaría”, narrativamente también, el protagonismo total con la muerte de su hermano y de su padre.

Aunque nunca dejarían de desconfiar de Coppola, a quien acusaban de darle un estilo y planteamiento demasiado clásico a una película que exigía rentabilizar los gustos del nuevo público dominante, los jóvenes. Incluso le insistirían a Coppola para que metiera más violencia en la historia (las vueltas que da la vida). Pero todo ello también es clave para entender que hoy muchos puedan decir que nos encontramos ante la mejor película que ha dado el séptimo arte. Y es que yo creo que no hay ninguna película tan clásica y moderna al mismo tiempo como El Padrino, estás viendo algo clásico y elegante y al mismo tiempo de género y efectista, encauzando las influencias de Arthur Penn o Cassavetes. Si hasta se junta un Brando traído del cine clásico con las las nuevas estrellas de los 70 que no eran caras bonitas, sino auténticas e interesantes.

Por cierto Diane Keaton magnífica para el papel, otro personaje que podría haber quedado soso y aburrido, y que Coppola supo ver a la única actriz que podía aportarle un punto imprevisible y natural.

Por último añadiría que las curiosidades más llamativas de este making of es ver como prueban a James Caan de Michael o a Robert de Niro de Sonny (Coppola con mucho sentido dice que queda como un matón de calle , pero le gustó tanto De Niro que más tarde se acordaría de él para hacer de Vito joven en El Padrino II).
afrancesado
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