Esperaba bastante más de este abandonado drama protagonizado por dos de las estrellas del momento. Cuenta la historia de dos vagabundos muy diferentes entre si pero que juntos se complementarán en busca de un sueño común. El primero encarnado por Gene Hackman es un tipo arisco y temperamental que acaba de salir de prisión y que pretende montar un negocio de lavado de coches para lo cual ahorra todo lo que puede viviendo casi en la indigencia.

El segundo interpretado por Al Pacino es un buen hombre ingenuo y con sentido del humor que desea conocer a su hijo del que no sabe si quiera si es niño o niña porque cuando dejó embarazada a su novia huyó de casa. Sin embargo ha estado enviando todo lo que ganaba para compensar su cobarde actitud. El primero le propone al segundo que sea su socio en el negocio del lavado de coches. Ambos vivirán un sinfín de situaciones en las que irán aprendiendo el uno del otro la manera más correcta de enfrentarse a los problemas. Sin embargo, no todo saldrá todo lo bien que esperan.

Las interpretaciones son buenas debido a la calidad de los actores pero la historia, aunque interesante, no acaba de conmoverme. La encuentro superficial a ratos parece que coge fuerza para luego perderla. Por otro lado, Pacino hace unas payasadas que no tienen gracia y su carácter inocente y santurrón acaba pasándole factura. Toda la historia que tiene con su ex-novia a cuenta de su hijo no me dice nada. No sabemos porque él se marchó de casa, se intuye pero poco más.

En definitiva un drama muy triste de esos que deberían hacer llorar y sin embargo producen bastante indiferencia. Lo de la palma de oro en Cannes me parece un exceso, aunque teniendo en cuenta lo desprestigiado que está dicho festival no me extraña que se la concedieran.